- El sargento ayudante Roque Insaurralde presentó una denuncia, ante la Comisión de Derechos Humanos de la Cámara de Diputados, en contra del teniente coronel Juan Marecos y del comandante de la Cuarta División de Infantería, general Óscar Crescencio Pavón, por “Persecución personal y profesional”.
En el relato que hace el suboficial Insaurralde señala que se negó a hacer guardia privada en el interior del predio de la Expo Norte, el 5 de setiembre pasado, alegando que no es su rol constitucional, pero de igual manera lo obligaron a cumplir la orden.
Supuestamente puso en riesgo a los participantes de la feria organizada por los ganaderos porque –según cuenta– lo ubicaron en un sitio en donde había aglomeración de gente y temía que su arma reglamentaria se fuera a disparar accidentalmente.
En la denuncia detalla que ese día, inicialmente su servicio era en la vía pública, frente al local en donde se realizaba la Expo, lo que sí le está permitido constitucionalmente.
Cuenta el sargento que el teniente coronel Juan Marecos, sin tener ningún tipo de cargo directo en los servicios de guardia, le ordena que vuelva a entrar al predio.
“El teniente coronel procede a agarrarme del brazo para dirigirme a la boletería de la expoferia, me ordenó quedarme adentro estando lleno de personas, habiendo para el efecto personales de seguridad privada. Me constituí a la orden cumpliéndola. En un momento dado la conglomeración de personas hizo que temiera por mi armamento, cuando procedí a salir del lugar porque estaban dejándome apretado sin poder moverme y portando mi armamento reglamentario”, puntualizó.
Insaurralde mencionó que en ese instante buscó al teniente coronel Marecos para explicarle la situación, pero este último solo expresó que se deben cumplir todas las órdenes que daba.
“Le quise explicar por qué tuve que abandonar el sitio y me replicó: ‘Cállese. Vállese’ (sic)”, dice la denuncia.
Arresto.
Supuestamente puso en riesgo a los participantes de la feria organizada por los ganaderos porque –según cuenta– lo ubicaron en un sitio en donde había aglomeración de gente y temía que su arma reglamentaria se fuera a disparar accidentalmente.
En la denuncia detalla que ese día, inicialmente su servicio era en la vía pública, frente al local en donde se realizaba la Expo, lo que sí le está permitido constitucionalmente.
Cuenta el sargento que el teniente coronel Juan Marecos, sin tener ningún tipo de cargo directo en los servicios de guardia, le ordena que vuelva a entrar al predio.
“El teniente coronel procede a agarrarme del brazo para dirigirme a la boletería de la expoferia, me ordenó quedarme adentro estando lleno de personas, habiendo para el efecto personales de seguridad privada. Me constituí a la orden cumpliéndola. En un momento dado la conglomeración de personas hizo que temiera por mi armamento, cuando procedí a salir del lugar porque estaban dejándome apretado sin poder moverme y portando mi armamento reglamentario”, puntualizó.
Insaurralde mencionó que en ese instante buscó al teniente coronel Marecos para explicarle la situación, pero este último solo expresó que se deben cumplir todas las órdenes que daba.
“Le quise explicar por qué tuve que abandonar el sitio y me replicó: ‘Cállese. Vállese’ (sic)”, dice la denuncia.
Arresto.
Al día siguiente, el 6 de setiembre, se da a conocer una orden de arresto en contra del suboficial Insaurralde durante 48 horas, “por cumplir mal su servicio de guardia turno Expo Norte de la Ciudad de Concepción, a lo cual me dispongo y me presento en la unidad para cumplir dicho arresto”.
Al sargento ayudante no le dieron derecho a la defensa, según denunció, aunque desde las FFMM señalaron que un general puede ordenar su arresto hasta 90 días, sin sumario previo.
En ese momento, el suboficial llamó a su abogado, Víctor Azuaga Almada, quien de inmediato se comunicó con el teniente coronel y el mayor Juan Riveros para explicarle que no podía arrestar a un suboficial por no querer realizar guardia privada.
Luego, el letrado se comunicó con el propio comandante de la Cuarta División, general Pavón, “quien en forma prepotente y sin la más mínima educación procedió a decir al abogado que él no tiene por qué meterse en una cuestión netamente castrense y que el personal actuó de manera incorrecta”.
ÚH intentó hablar con el general Pavón, pero sus subordinados manifestaron que no tenía autorización para dar declaraciones.
Sin embargo, señalaron que el sargento ayudante faltó al respeto a las autoridades en la forma de expresarse y por ello fue arrestado.
Aseguraron que el denunciante siempre tiene problemas para cumplir con las órdenes de sus superiores.
Fuente: UH
Al sargento ayudante no le dieron derecho a la defensa, según denunció, aunque desde las FFMM señalaron que un general puede ordenar su arresto hasta 90 días, sin sumario previo.
En ese momento, el suboficial llamó a su abogado, Víctor Azuaga Almada, quien de inmediato se comunicó con el teniente coronel y el mayor Juan Riveros para explicarle que no podía arrestar a un suboficial por no querer realizar guardia privada.
Luego, el letrado se comunicó con el propio comandante de la Cuarta División, general Pavón, “quien en forma prepotente y sin la más mínima educación procedió a decir al abogado que él no tiene por qué meterse en una cuestión netamente castrense y que el personal actuó de manera incorrecta”.
ÚH intentó hablar con el general Pavón, pero sus subordinados manifestaron que no tenía autorización para dar declaraciones.
Sin embargo, señalaron que el sargento ayudante faltó al respeto a las autoridades en la forma de expresarse y por ello fue arrestado.
Aseguraron que el denunciante siempre tiene problemas para cumplir con las órdenes de sus superiores.
Fuente: UH