Concepción.- El joven al enterarse del milagro, incluso peregrinó desde Arroyito como buen promesero.
No hace falta que sea el 8 de diciembre para que la madre de Caacupé sea protagonista de los milagros que produce la fe. Esta es la historia de Nicolás López (23), un joven del barrio San Isidro, de Arroyito, que sueña con convertirse en médico.
Desde que empezó a prepararse para los exámenes de ingreso, la dedicación por los estudios era su fuerte, pero cuando ya se acercaban los exámenes decisivos, la oración y la fe se sumaron a su “kit de supervivencia al cursillo”.
“En verdad, nunca le he pedido nada a la Virgen. Pero mi mamá y mis hermanas siempre fueron creyentes hacia ella”, así comenzó el bocho a relatar su historia a Crónica. “Desde el día jueves amanecí con un fuerte dolor de cabeza seguido de un cuadro febril que era inaguantable, lo que dificultó mucho rendir mi examen de Castellano, que posteriormente me llevó a un bajo rendimiento”, comentó López.
Esos malestares fueron los que le llenaron de preocupación. Pero, lejos de hundirse en sus pensamientos, él eligió encomendarse a la Virgencita del manto azul. “Esa tarde me fui a mi alquiler, sin estado de ánimo. Me dolía todo mi cuerpo y ya empezaba a tener secreción nasal.
Yo no podía mirar una hoja porque mis ojos se llenaban de lágrimas y no podía fijar algún punto clave que podía salir en examen del día siguiente, que era Anatomía, el examen decisivo. Ya a las 21:30 agarré una vela, prendí y empecé a rezar tres avemarías y un padrenuestro pidiéndole a la Virgen que interceda por mí en mi examen y que me ayude a ingresar o que se haga su voluntad”, he’i el capo, quien después terminó ingresando en el puesto número 39 ndaje en la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Concepción.
Caminó 81 kilómetros para cumplir su gran promesa
Después de enterarse que entró a la Facu, Nicolás cumplió con una promesa: caminó desde la rotonda de Concepción hasta su casa que queda en Arroyito, un trayecto que según publicó el portal Concepción al Día, le costó un poquito.
En total el universitario caminó 81 kilómetros voi, se fue solito y sin ninguna ayuda aguantó todo el trayecto, como todo buen promesero. Hoy ya está bien de salud avei.
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