CONCEPCIÓN.- El refrán Dios aprieta pero no ahoga se aplica fielmente a don Pablo Aguilar (50), que desde hace 8 años quedó sin los dos miembros inferiores, pero halló fuerzas para seguir adelante y ganar el pan honestamente.
Diariamente recorre las calles de Concepción, bajo lluvia e intenso sol, ofreciendo sus productos: yerba, con los que gana el pan de cada día y ayuda a su familia.
Una rara enfermedad obligó a los médicos a amputarle las dos piernas quedando en una silla con ruedas. La desgracia siempre dicen que no viene sola, porque también perdió a su esposa. Es así que quedó solo en su casa ubicada en el barrio San Luis de esta ciudad, mientras sus dos hijos salen a trabajar, pero no estaba contento pues la costumbre de trabajar se hacía sentir.
Recomenzar. En una ocasión, cansado del estatismo, escuchó una publicidad de una marca de yerba Fortuna producida en Concepción y se dirigió a la empresa a retirar el producto y en su silla de ruedas inició el trajín diario recorriendo la ciudad.
Desde su primer día de trabajo, supo que la cuestión no iba a ser fácil, pero la ciudadanía respondió positivamente y la venta resultó exitosa. Esto estimuló a don Pablo y diariamente sale de su vivienda a las 7.00, ofreciendo sus productos.
Su recorrido se extiende hasta el atardecer, a las 17.00, este viernes le ubicamos sobre la calle Mayor Medina casi Pinedo, descansando e hidratándose con una botella de agua. “Hoy ya casi vendí todos mis productos, alcancé a vender 4 paquetes (que tiene varios paquetitos de medio kg) y ya enseguida volveré a mi casa que queda en San Luis”, señaló don Pablo.
Admirable. Señaló que el sacrificio es mucho, porque su lento desplazar le exige mucho esfuerzo a lo largo y a lo ancho de la ciudad, pero que tiene su recompensa. “Sacrificado es, pero soy fuerte y eso me ayuda a ganar mi propia plata, alcanzó lo necesario para vivir y ayudar a mi familia”, señaló.
Comentó que la ciudadanía ya lo conoce y que adquiere el producto, no solo por compasión, sino por la calidad de la yerba, que consigue a precio de mayorista y que la comercializa a un precio un poco más alto, pero que nadie protesta.
Al mediodía almuerza en la 4ª División de Infantería o en la Dirección de la Policía, donde le sirven alimento en forma gratuita, teniendo en cuenta su capacidad especial.
Don Pablo se constituye en un claro ejemplo para los jóvenes que sin problemas físicos ni mentales, muchas veces, no quieren trabajar y se dedican a delinquir.
Dios le disminuyó su capacidad física, pero le fortaleció su espíritu y le bendice en su trabajo cumpliendo la sentencia bíblica, “ganarás el pan de cada día bajo el sudor de tu frente”.
UH