Con la entonación de que los cumplas feliz y en un ambiente de mucho afecto e emotividad, don Cleofe apagó las velitas de la celebración.
Recuerda que tenía 20 años cuando fue llamado a servir en el frente, luego de la batalla de Boquerón. En ese momento ya era reservista, pues hacía 8 meses que salió del cuartel. No dudó en empuñar el fusil y cargas de mano (granadas), atadas a su cintura para defender la heredad chaqueña, su propio territorio.
Don Cleofe nació en Laguna Cristo Rey, distrito de Loreto, Departamento de Concepción. Pasó en las entrañas del Chaco, bajo fuego, la mayor parte de la guerra.
HERIDO
Sólo cuando cayó herido en medio de un cruento combate salió de la selva para ser atendido en un hospital, pues cuatro balazos laceraron sus piernas. Pasó por largo periplo hasta llegar a Concepción, donde quedó hospitalizado un mes y volvió a contactar con su familia.
Recuerda que el día en que el barco llegó hasta dicha ciudad vio a lo lejos a un vecino que acababa de atar su caballo a un árbol, lo llamó y le pidió que le avisara a su padre que estaba herido. Don Cleofe llora al evocar la visita de su padre al día siguiente, pero recuerda que también se alegró cuando le dieron permiso para volver a su hogar. Sin embargo, la estadía duró poco ya que su pierna herida no respondía y un médico militar le dio un pasaje libre para embarcarse hacia Asunción, donde fue intervenido quirúrgicamente.
"Desde ese día camino hasta ahora", dice en un dejo de picardía, además al recordar que no quiso quedarse de camillero en el hospital. Su rebeldía le valió un nuevo pasaje, de vuelta al frente de batalla, con el regimiento R. C. 4 Acá Carayá. El 12 de junio de 1935 no podía creer que la guerra había acabado. Al recibirse la orden de "cesación de hostilidad", sus compañeros y él explosionaron "todo lo que hacía ruido, hasta las ametralladoras", para celebrar.
Don Cleofe fue a la guerra con tres hermanos y con uno de ellos se volvió a reunir tres años y 9 días después.
La paz le permitió forjar un proyecto de vida al lado de doña Natividad de Mercedes Lima, quien fue su esposa por muchos años y con quien tuvo una decena de hijos.
UN SÍMBOLO DE CONCEPCIÓN
El héroe guaraní es un símbolo del bicentenario del primer departamento.
El histórico acontecimiento coincidió el año pasado con su cumpleaños n.º 100. En Concepción fue el portador de la antorcha de la libertad que entregó a un niño como un legado de su valentía, su lucha y su fe.
Fue condecorado en el 2007 con la Cruz del Defensor, que le enorgullece portar.
Su hija mayor, Ambrosia, recuerda que la vida al lado de su padre fue de mucho trabajo pero muy apacible. Comentó que él cuidaba de la chacra y de los animales para la subsistencia y que además transportaba entre 400 a 500 docenas de naranjas y bananas a vender en Concepción. La actividad requirió que ella aprendiera a manejar una carreta tirada de bueyes, mientras él le contaba sus historias de la guerra.
Recuerda que el día en que el barco llegó hasta dicha ciudad vio a lo lejos a un vecino que acababa de atar su caballo a un árbol, lo llamó y le pidió que le avisara a su padre que estaba herido. Don Cleofe llora al evocar la visita de su padre al día siguiente, pero recuerda que también se alegró cuando le dieron permiso para volver a su hogar. Sin embargo, la estadía duró poco ya que su pierna herida no respondía y un médico militar le dio un pasaje libre para embarcarse hacia Asunción, donde fue intervenido quirúrgicamente.
"Desde ese día camino hasta ahora", dice en un dejo de picardía, además al recordar que no quiso quedarse de camillero en el hospital. Su rebeldía le valió un nuevo pasaje, de vuelta al frente de batalla, con el regimiento R. C. 4 Acá Carayá. El 12 de junio de 1935 no podía creer que la guerra había acabado. Al recibirse la orden de "cesación de hostilidad", sus compañeros y él explosionaron "todo lo que hacía ruido, hasta las ametralladoras", para celebrar.
Don Cleofe fue a la guerra con tres hermanos y con uno de ellos se volvió a reunir tres años y 9 días después.
La paz le permitió forjar un proyecto de vida al lado de doña Natividad de Mercedes Lima, quien fue su esposa por muchos años y con quien tuvo una decena de hijos.
UN SÍMBOLO DE CONCEPCIÓN
El héroe guaraní es un símbolo del bicentenario del primer departamento.
El histórico acontecimiento coincidió el año pasado con su cumpleaños n.º 100. En Concepción fue el portador de la antorcha de la libertad que entregó a un niño como un legado de su valentía, su lucha y su fe.
Fue condecorado en el 2007 con la Cruz del Defensor, que le enorgullece portar.
Su hija mayor, Ambrosia, recuerda que la vida al lado de su padre fue de mucho trabajo pero muy apacible. Comentó que él cuidaba de la chacra y de los animales para la subsistencia y que además transportaba entre 400 a 500 docenas de naranjas y bananas a vender en Concepción. La actividad requirió que ella aprendiera a manejar una carreta tirada de bueyes, mientras él le contaba sus historias de la guerra.