Tres de los guardias fallecidos en manos del Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP) tenían un impacto de bala cada uno, y los otros dos tenían dos impactos de proyectil de arma de fuego; todos recibieron tiros en la cabeza.
El director de Medicina Forense del Ministerio Público, doctor Pablo Lemir, y su equipo llevaron adelante los estudios de autopsia a los cadáveres de los cuatro guardias y el policía, dejando en claro que todos fueron ejecutados.
"Con relación a la cantidad de impactos, dos de los cuerpos recibieron dos proyectiles, en tanto que los otros tres recibieron un proyectil. Los impactos fueron en la cabeza, los cinco cuerpos tienen disparos mortales en la cabeza", sostuvo el médico a los medios de prensa.
Por otra parte, indicó que los terroristas obligaron a sus víctimas a arrodillarse antes de que les dispararan en la cabeza, e incluso a uno de ellos se le torturó antes de morir.
"Por las características de las ropas, las víctimas estaban arrodilladas. En uno de los casos, el de la última víctima encontrada, aparentemente habría recibido un impacto e intentó huir. Tiene rastros de haber recibido latigazos en la espalda, además de un impacto de bala también en la cabeza", aseveró el profesional forense de la Fiscalía.
Este último caso es el de Jorge Rojas, quien huyó de los milicianos, pero fue alcanzado por una bala, y cayó. Lo maltrataron brutalmente antes de matarlo. Su cuerpo fue encontrado a unos 500 metros de distancia de los demás cuerpos.
Además de la bala en la cabeza, el hombre tenía dos impactos de armas de fuego, uno en la pierna y otra en la nalga, confirmó Pablo Lemir.
Distancias de tiro. En base a los estudios forenses se determinó que hubo ejecuciones en los casos, esto también lo explicó el médico forense.
"La distancia de los disparos es intermedia. Se pudo sacar solo un plomo, los demás impactos tienen orificio de entrada y salida. Las ejecuciones fueron de atrás para adelante, salvo uno de ellos, que también recibió el impacto por detrás", manifestó Lemir.
Además, un dato no menor es que todas las víctimas tenían disparos con orificios de entrada y salida de balas, que se presumen por el nivel de daño causado, que los del EPP habrían utilizado armas de guerra con calibre 5.56.
trabajadores. En este nuevo atentado por parte de la banda armada del Norte, las víctimas siguen siendo personas a las que supuestamente ellos representan, a la clase humilde y trabajadora.
Todos los fallecidos son personas humildes, del campo.
Catalino Ortiz es un hombre casado, de 60 años de edad, oriundo de la compañía de Tacuara, distrito de Horqueta, Departamento de Concepción.
Ramón Norberto Ayala Insaurralde, casado, de 49 años, tiene también su vivienda en la compañía Tacuara de Horqueta.
En tanto que Pedro Pablo Ramírez es un joven de tan solo 22 años de edad que trabajaba para ayudar a su familia que vive en la localidad de Arroyito, Departamento de Concepción, y el otro joven, Jorge Rojas, es de Horqueta.
El suboficial de policía Feliciano Coronel Aguilar, de 39 años, quien estaba con destino en la Jefatura de Policía de Amambay, es oriundo de Pedro Juan Caballero.
Y por último, el capataz Celso Acosta, que fue liberado, es oriundo de Arroyito.
Fuente: UH
El director de Medicina Forense del Ministerio Público, doctor Pablo Lemir, y su equipo llevaron adelante los estudios de autopsia a los cadáveres de los cuatro guardias y el policía, dejando en claro que todos fueron ejecutados.
"Con relación a la cantidad de impactos, dos de los cuerpos recibieron dos proyectiles, en tanto que los otros tres recibieron un proyectil. Los impactos fueron en la cabeza, los cinco cuerpos tienen disparos mortales en la cabeza", sostuvo el médico a los medios de prensa.
Por otra parte, indicó que los terroristas obligaron a sus víctimas a arrodillarse antes de que les dispararan en la cabeza, e incluso a uno de ellos se le torturó antes de morir.
"Por las características de las ropas, las víctimas estaban arrodilladas. En uno de los casos, el de la última víctima encontrada, aparentemente habría recibido un impacto e intentó huir. Tiene rastros de haber recibido latigazos en la espalda, además de un impacto de bala también en la cabeza", aseveró el profesional forense de la Fiscalía.
Este último caso es el de Jorge Rojas, quien huyó de los milicianos, pero fue alcanzado por una bala, y cayó. Lo maltrataron brutalmente antes de matarlo. Su cuerpo fue encontrado a unos 500 metros de distancia de los demás cuerpos.
Además de la bala en la cabeza, el hombre tenía dos impactos de armas de fuego, uno en la pierna y otra en la nalga, confirmó Pablo Lemir.
Distancias de tiro. En base a los estudios forenses se determinó que hubo ejecuciones en los casos, esto también lo explicó el médico forense.
"La distancia de los disparos es intermedia. Se pudo sacar solo un plomo, los demás impactos tienen orificio de entrada y salida. Las ejecuciones fueron de atrás para adelante, salvo uno de ellos, que también recibió el impacto por detrás", manifestó Lemir.
Además, un dato no menor es que todas las víctimas tenían disparos con orificios de entrada y salida de balas, que se presumen por el nivel de daño causado, que los del EPP habrían utilizado armas de guerra con calibre 5.56.
trabajadores. En este nuevo atentado por parte de la banda armada del Norte, las víctimas siguen siendo personas a las que supuestamente ellos representan, a la clase humilde y trabajadora.
Todos los fallecidos son personas humildes, del campo.
Catalino Ortiz es un hombre casado, de 60 años de edad, oriundo de la compañía de Tacuara, distrito de Horqueta, Departamento de Concepción.
Ramón Norberto Ayala Insaurralde, casado, de 49 años, tiene también su vivienda en la compañía Tacuara de Horqueta.
En tanto que Pedro Pablo Ramírez es un joven de tan solo 22 años de edad que trabajaba para ayudar a su familia que vive en la localidad de Arroyito, Departamento de Concepción, y el otro joven, Jorge Rojas, es de Horqueta.
El suboficial de policía Feliciano Coronel Aguilar, de 39 años, quien estaba con destino en la Jefatura de Policía de Amambay, es oriundo de Pedro Juan Caballero.
Y por último, el capataz Celso Acosta, que fue liberado, es oriundo de Arroyito.
Fuente: UH