El sábado 17 de agosto, el Ejército del Pueblo Paraguayo asesinó a cinco personas. La emboscada se produjo dentro del establecimiento Lagunita, ubicado en la jurisdicción de Tacuatí, departamento de San Pedro.
La reacción de la Policía Nacional fue inmediata: se enviaron refuerzos al sitio de la emboscada y las mismas patrulleras fueron también objeto de ataque.
Una vez replegados los delincuentes del EPP se descubrió el deleznable asesinato de cinco compatriotas: fueron ejecutados con un tiro en la cabeza, a sangre fría.
Lo que vino después es historia conocida: despliegue de la Policía Nacional y una nueva ley de seguridad que permite movilizar fuerzas militares para combatir el terrorismo interno.
Hasta el momento, sin embargo, los resultados obtenidos fueron escasos. El EPP, en cambio, exhibió una capacidad operativa con un nivel de coordinación y comunicación que revela los avances obtenidos por el grupo delictivo.
El asesinato se registró alrededor de las 15:30. Efectivos policiales llegaron al sitio alrededor de las 17:00, cuando ya había anochecido.
El EPP dejó en libertad al capataz Celso Acosta Barreto para que denuncie la matanza y así montar una emboscada a los agentes de la Policía Nacional.
Capacidad de coordinación y comunicación
Al llegar la primera patrullera, a cargo del comisario Ricardo Caballero, jefe de Policía de Concepción, el móvil Delta 1 fue objeto de ataque con explosivos y disparos de armas de fuego.
Los refuerzos que venían detrás aceleraron el paso ante el pedido de auxilio de Delta 1.
Un segundo grupo del EPP aguardó el paso de las restantes patrulleras para detonar explosivos de gran potencia en las inmediaciones del portón de la estancia Lagunita.
En ambos ataques se registraron heridos en las filas de la Policía Nacional.
El EPP organizó ataques simultáneos y demostró capacidad de coordinación para montar operaciones paralelas.
Dispuso de tiradores y grupos de explosivistas que trabajaron desdoblados, pero con un nivel de coordinación que revela el uso de equipos de comunicación con el apoyo de una radio base y una antena desmontable dipolo.
Se estima que la columna estuvo integrada por 24 personas, bien armadas y entrenadas para la operación combinada.
El EPP se pegó el lujo de repetir una emboscada en la noche del día siguiente: en el Kilómetro 362 de la ruta “Elizardo Aquino”, una patrullera policial fue atacada a tiros. El resultado fue un policía herido.
En sitios que rodean el área de los ataques se encontraron trampas capaces de accionar explosivos, es decir el escenario de las emboscadas fue escogido previamente y se tomaron el tiempo de preparar la forma de causar el mayor daño posible a las fuerzas de seguridad.
Sin duda alguna es preocupante la capacidad de fuego demostrada por el EPP, así como la pericia de sus explosivistas.
A esto se suma el nivel de coordinación reflejado. Movilizar columnas en acciones paralelas requiere un comando centralizado y un sistema de radiocomunicación confiable.
¿Dónde está el enemigo?
Los terroristas del Ejército del Pueblo Paraguayo ejecutaron a cinco personas, emboscaron en tres oportunidades en un mismo día a la Policía Nacional, pero ninguno de los integrantes fue detenido.
La reacción de la Policía Nacional fue inmediata: se enviaron refuerzos al sitio de la emboscada y las mismas patrulleras fueron también objeto de ataque.
Una vez replegados los delincuentes del EPP se descubrió el deleznable asesinato de cinco compatriotas: fueron ejecutados con un tiro en la cabeza, a sangre fría.
Lo que vino después es historia conocida: despliegue de la Policía Nacional y una nueva ley de seguridad que permite movilizar fuerzas militares para combatir el terrorismo interno.
Hasta el momento, sin embargo, los resultados obtenidos fueron escasos. El EPP, en cambio, exhibió una capacidad operativa con un nivel de coordinación y comunicación que revela los avances obtenidos por el grupo delictivo.
El asesinato se registró alrededor de las 15:30. Efectivos policiales llegaron al sitio alrededor de las 17:00, cuando ya había anochecido.
El EPP dejó en libertad al capataz Celso Acosta Barreto para que denuncie la matanza y así montar una emboscada a los agentes de la Policía Nacional.
Capacidad de coordinación y comunicación
Al llegar la primera patrullera, a cargo del comisario Ricardo Caballero, jefe de Policía de Concepción, el móvil Delta 1 fue objeto de ataque con explosivos y disparos de armas de fuego.
Los refuerzos que venían detrás aceleraron el paso ante el pedido de auxilio de Delta 1.
Un segundo grupo del EPP aguardó el paso de las restantes patrulleras para detonar explosivos de gran potencia en las inmediaciones del portón de la estancia Lagunita.
En ambos ataques se registraron heridos en las filas de la Policía Nacional.
El EPP organizó ataques simultáneos y demostró capacidad de coordinación para montar operaciones paralelas.
Dispuso de tiradores y grupos de explosivistas que trabajaron desdoblados, pero con un nivel de coordinación que revela el uso de equipos de comunicación con el apoyo de una radio base y una antena desmontable dipolo.
Se estima que la columna estuvo integrada por 24 personas, bien armadas y entrenadas para la operación combinada.
El EPP se pegó el lujo de repetir una emboscada en la noche del día siguiente: en el Kilómetro 362 de la ruta “Elizardo Aquino”, una patrullera policial fue atacada a tiros. El resultado fue un policía herido.
En sitios que rodean el área de los ataques se encontraron trampas capaces de accionar explosivos, es decir el escenario de las emboscadas fue escogido previamente y se tomaron el tiempo de preparar la forma de causar el mayor daño posible a las fuerzas de seguridad.
Sin duda alguna es preocupante la capacidad de fuego demostrada por el EPP, así como la pericia de sus explosivistas.
A esto se suma el nivel de coordinación reflejado. Movilizar columnas en acciones paralelas requiere un comando centralizado y un sistema de radiocomunicación confiable.
¿Dónde está el enemigo?
Los terroristas del Ejército del Pueblo Paraguayo ejecutaron a cinco personas, emboscaron en tres oportunidades en un mismo día a la Policía Nacional, pero ninguno de los integrantes fue detenido.
Simplemente desaparecieron.
Salvo el grupo de combatientes, los núcleos de logística y de militantes están organizados sobre la base de campesinos que llevan una vida normal en sus respectivas comunidades.
Durante el día tienen la azada en la mano y se dedican a tareas de labranza como lo haría cualquier otro agricultor.
Están en espera de directivas de la dirigencia del EPP para tomar parte de acciones contra el Estado paraguayo.
Esta técnica llegó hasta el Ejército del Pueblo Paraguayo de la mano de instructores de las FARC y está demostrando su eficacia.
No existe un frente de batalla ni un enemigo visible. Las fuerzas de seguridad no pueden entrar en una comunidad campesina sin saber quiénes realmente son delincuentes.
Se tiene por delante una larga lucha contra el EPP.
Estrategia del Vietcong
En la Guerra de Vietnam, las fuerzas comunistas de Vietnam del Norte desarrollaron una desgastante guerra de guerrillas contra las tropas de Estados Unidos.
Hace unos días murió el brillante general vietnamita Vo Nguyen Giap, quien diseño la estrategia de “campesino de día, guerrillero de noche” para enfrentar a los soldados estadounidenses.
Las tropas comunistas del Vietcong entrenaban y armaban a grupos campesinos para actuar en la retaguardia del frente de guerra.
Los norteamericanos, aparte de enfrentar a los vietnamitas del norte, tenían en sus espaldas a campesinos que en la noche tomaban las armas.
Presencia de guerrilleros de las FARC
Los servicios de inteligencia siguen huellas que indican la posible presencia de cinco miembros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) en el país, dentro de las filas de los combatientes del Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP).
Según informaciones, se trata de personal de mando medio disgustado con la decisión de iniciar negociaciones de paz con el gobierno de Juan Manuel Santos.
Los cinco colombianos habrían ingresado al país por diversos medios. Seguimiento de información sugiere a los organismos de inteligencia que dos de ellos lo hicieron a través de Bolivia, siguiendo caminos que llevan hasta Bahía Negra.
Una vez en la ribera del río Paraguay se habrían internado en los alrededores de puerto 14 de Mayo, aguas abajo de Bahía Negra.
Esta información coincide con el testimonio de tripulantes de embarcaciones que navegan el norte del río Paraguay, quienes confirmaron movimiento inusual de personas que no pertenecen a la región.
La presencia en Paraguay de guerrilleros con amplia experiencia en la selva colombiana es una oportunidad para fortalecer la estructura interna del EPP a fin de aumentar su capacidad operativa.
Esta posibilidad plantea un riesgo mayor para las fuerzas de seguridad del Estado.
Hasta el momento la iniciativa se encuentra en manos del grupo terrorista.
Fuente: ABC