El Dr. Sixto Barrios, de Horqueta, aseguró ayer que atendió a tres personas heridas en la noche del 26 de noviembre de 2014 en su clínica privada, con lo que agregó otro elemento de duda a las circunstancias de las muertes del capitán de Ingeniería Enrique Piñánez y del suboficial José González, ocurridas en Cuero Fresco, Concepción.
El médico propietario de la clínica San Antonio, en Horqueta, ya al día siguiente de lo ocurrido en Cuero Fresco había echado por tierra la versión oficial que en conferencia de prensa había dado el fiscal Joel Cazal, al afirmar a radio 780 AM que él había atendido a dos heridos en la noche del 26 de noviembre.
El dato del doctor Barrios hizo que las autoridades militares, de la Fiscalía y el titular de la Senad, Luis Rojas, admitieran que en realidad estaban cuatro personas –y no tres como dijeron al principio– en el vehículo afectado por una gran explosión y en la que perdieron la vida el capitán Enrique Daniel Piñánez Ciancio y el suboficial José González Ferreira.
Reconocieron que además estaban en el automóvil el agente de la Senad Juan Jara, que perdió un tímpano y el otro en un 40%, y un cuarto misterioso hombre, cuya identidad nunca revelaron.
El médico Barrios ahora asegura, ante nuestra consulta, que en la noche del 26 de noviembre de 2014, a las 21:00, ingresaron tres personas heridas. Dos de ellas fueron derivadas a Asunción debido a la gravedad de las lesiones, mientras que el tercer herido solo recibió contusiones leves. No registró la identidad de ninguna de estas personas, porque todo fue rápido, según indicó. En noviembre había declarado a la prensa que no tomó los nombres porque los heridos fueron traídos por “gente con placa policial”.
El director de la clínica San Antonio dijo que no sabe qué pasó de la tercera persona atendida. Según indicó, los hombres estaban vestidos de civil, pero el recorte que tenían los tres heridos eran similares a los utilizados por policías o militares. En las anotaciones tampoco se consignaron los nombres de las personas que trasladaron a los heridos al centro asistencial y tampoco a qué hora y en qué tipo de vehículos salieron de la clínica.
Según el cuaderno de manejo interno del hospital, uno de los pacientes utilizó más medicamentos que el otro; se supone que sería Jara, quien quedó internado por varios días en un hospital de Asunción, además de tener secuelas luego de la explosión. En el mismo escrito se consigna que todo fue pagado en la farmacia, también propiedad del médico.
El dato del doctor Barrios hizo que las autoridades militares, de la Fiscalía y el titular de la Senad, Luis Rojas, admitieran que en realidad estaban cuatro personas –y no tres como dijeron al principio– en el vehículo afectado por una gran explosión y en la que perdieron la vida el capitán Enrique Daniel Piñánez Ciancio y el suboficial José González Ferreira.
Reconocieron que además estaban en el automóvil el agente de la Senad Juan Jara, que perdió un tímpano y el otro en un 40%, y un cuarto misterioso hombre, cuya identidad nunca revelaron.
El médico Barrios ahora asegura, ante nuestra consulta, que en la noche del 26 de noviembre de 2014, a las 21:00, ingresaron tres personas heridas. Dos de ellas fueron derivadas a Asunción debido a la gravedad de las lesiones, mientras que el tercer herido solo recibió contusiones leves. No registró la identidad de ninguna de estas personas, porque todo fue rápido, según indicó. En noviembre había declarado a la prensa que no tomó los nombres porque los heridos fueron traídos por “gente con placa policial”.
El director de la clínica San Antonio dijo que no sabe qué pasó de la tercera persona atendida. Según indicó, los hombres estaban vestidos de civil, pero el recorte que tenían los tres heridos eran similares a los utilizados por policías o militares. En las anotaciones tampoco se consignaron los nombres de las personas que trasladaron a los heridos al centro asistencial y tampoco a qué hora y en qué tipo de vehículos salieron de la clínica.
Según el cuaderno de manejo interno del hospital, uno de los pacientes utilizó más medicamentos que el otro; se supone que sería Jara, quien quedó internado por varios días en un hospital de Asunción, además de tener secuelas luego de la explosión. En el mismo escrito se consigna que todo fue pagado en la farmacia, también propiedad del médico.
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