El horno de clínker, principal insumo del cemento, produce 2.000 toneladas del insumo por día, lo que se traduce en 60.000 toneladas mensuales, de acuerdo con los datos técnicos de la INC. Con los aditivos que se utilizan para la producción, como yeso, puzolana, etc., significan 1.440.000 bolsas de cemento no suministradas al mercado de la construcción.
Para tener idea del precio de esta cantidad de producto, considerando que la INC vende a sus distribuidores cada bolsa de cemento por G. 42.500, estamos hablando de aproximadamente G. 61.200 millones que el ente estatal deja de ingresar. Al cambio de ayer, significan US$ 13,6 millones.
José Benítez, del Sindicato de Trabajadores de INC Vallemí (STINCV), explicó que, además de esos números, también hay que tener en cuenta que con cada paro es obligatorio realizar el mantenimiento y el cambio de ladrillos refractarios, que implican más costos.
Sobre todo, teniendo en cuenta que en el corriente año ya se habían cambiado 52 metros de ladrillos, que debían aguantar en producción al menos hasta fin de año. Ahora deberán renovarlos 25 metros. Este dato contradice lo afirmado por la administración de la cementera, presidida por Jorge Méndez, que habla de que el paro del horno se iba a dar irremediablemente aunque no falte fueloíl, supuestamente por la necesidad de cambiar los ladrillos.
Según Benítez, el único motivo de esta nueva paralización es la falta de fueloíl, atribuible no solo a la administración actual, que tuvo poco tiempo para conseguir el combustible, sino al Gobierno nacional, cuyo equipo de transición no previó este aspecto fundamental para el funcionamiento de la INC.
Este es el primer paro en la administración de Jorge Méndez. En la gestión anterior, de Carlos Krüssel, se registraron dos paros, uno de 8 días y otro de más de 170 días. Previamente, con Édgar Acosta, hubo paralización en cinco ocasiones: 73, 8, 35, 30 y 14 días, respectivamente.
Su predecesor, Optaciano Gómez Verlangieri, tuvo 22 paros, que en total suman casi 200 días. Según los técnicos, lo ideal es parar solo dos veces el año, durante un mes en cada ocasión. Pero la falta de previsión de los sucesivos administradores impide que eso se cumpla.
No quieren APP
Los sucesivos paros de horno de la Industria Nacional del Cemento (INC) muestran la incapacidad del Estado en el manejo de una empresa. Pese a ello, el Gobierno nacional decidió rechazar la alianza público-privada (APP) para revertir la ineficiencia en la cementera. Los gremios, en cambio, abogan por la APP como único camino para recuperar al ente.
La INC necesita con urgencia una inyección de capital para tener mayor productividad, pero el Estado no tiene dinero para invertir. La idea de las autoridades nacionales es conseguir un préstamo, que finalmente será pagado por los contribuyentes y no hay certeza de su buen uso, teniendo en cuenta la histórica experiencia de corrupción en la estatal.
Para tener idea del precio de esta cantidad de producto, considerando que la INC vende a sus distribuidores cada bolsa de cemento por G. 42.500, estamos hablando de aproximadamente G. 61.200 millones que el ente estatal deja de ingresar. Al cambio de ayer, significan US$ 13,6 millones.
José Benítez, del Sindicato de Trabajadores de INC Vallemí (STINCV), explicó que, además de esos números, también hay que tener en cuenta que con cada paro es obligatorio realizar el mantenimiento y el cambio de ladrillos refractarios, que implican más costos.
Sobre todo, teniendo en cuenta que en el corriente año ya se habían cambiado 52 metros de ladrillos, que debían aguantar en producción al menos hasta fin de año. Ahora deberán renovarlos 25 metros. Este dato contradice lo afirmado por la administración de la cementera, presidida por Jorge Méndez, que habla de que el paro del horno se iba a dar irremediablemente aunque no falte fueloíl, supuestamente por la necesidad de cambiar los ladrillos.
Según Benítez, el único motivo de esta nueva paralización es la falta de fueloíl, atribuible no solo a la administración actual, que tuvo poco tiempo para conseguir el combustible, sino al Gobierno nacional, cuyo equipo de transición no previó este aspecto fundamental para el funcionamiento de la INC.
Este es el primer paro en la administración de Jorge Méndez. En la gestión anterior, de Carlos Krüssel, se registraron dos paros, uno de 8 días y otro de más de 170 días. Previamente, con Édgar Acosta, hubo paralización en cinco ocasiones: 73, 8, 35, 30 y 14 días, respectivamente.
Su predecesor, Optaciano Gómez Verlangieri, tuvo 22 paros, que en total suman casi 200 días. Según los técnicos, lo ideal es parar solo dos veces el año, durante un mes en cada ocasión. Pero la falta de previsión de los sucesivos administradores impide que eso se cumpla.
No quieren APP
Los sucesivos paros de horno de la Industria Nacional del Cemento (INC) muestran la incapacidad del Estado en el manejo de una empresa. Pese a ello, el Gobierno nacional decidió rechazar la alianza público-privada (APP) para revertir la ineficiencia en la cementera. Los gremios, en cambio, abogan por la APP como único camino para recuperar al ente.
La INC necesita con urgencia una inyección de capital para tener mayor productividad, pero el Estado no tiene dinero para invertir. La idea de las autoridades nacionales es conseguir un préstamo, que finalmente será pagado por los contribuyentes y no hay certeza de su buen uso, teniendo en cuenta la histórica experiencia de corrupción en la estatal.
Fuente: ABC