- Con cada ataque que materializan, los militantes del autodenominado Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP) dejan un panfleto “para recordar” ciertas instrucciones dirigidas a los productores ganaderos y sojeros, bajo pena de muerte si no las cumplen a cabalidad.
Son conocidas como “leyes revolucionarias” y apuntan a la supuesta defensa de los intereses de los lugareños y la defensa del medio ambiente de la zona donde operan.
La primera de ellas consiste en la prohibición de cultivos que impliquen el uso indiscriminado de agrotóxicos, como la soja y el maíz, que afectan la salud de los lugareños.
También prohíben la portación de armas de los peones y guardias de seguridad asignados a la custodia de las estancias. Además advierten a los empleados que deben mantenerse alejados a 500 metros de las áreas boscosas y evitar la introducción de animales vacunos en ellas.
Otra instrucción que figura en el panfleto es la prohibición del arado en la orillas de las alambradas que marcan el límite con los montes y otras zonas donde operan.
El tema medio ambiente
Las instrucciones relacionadas con la defensa del medio ambiente hacen referencia a la deforestación y la contaminación de los recursos hídricos.
Instan a los tractoristas y motosierristas a no destruir los montes que aún quedan en la región, mientras que a los agroproductores se les ordena que no contaminen los ríos y arroyos.
Los insurgentes advierten que en caso de incumplimiento de las mencionadas prohibiciones o que los responsables sean sorprendidos por los rebeldes serán fusilados.
El propósito de estas “leyes revolucionarias” impuestas por el EPP consisten básicamente en obligar a productores norteños a aportar dinero y víveres para la “lucha” de la banda armada, además de amedrentar a trabajadores inocentes para moverse de manera impune por los montes que comprenden el límite entre los departamentos de Concepción y San Pedro.
El ganadero y empresario Luis Alberto Lindstron Pico, asesinado el 31 de mayo de 2013 en Tacuatí, fue justamente uno de los que pagaron con su vida la “desobediencia” a las imposiciones de los criminales.
Lindstron había sido secuestrado por el grupo armado el 31 de julio de 2008, cuando se encontraba en su estancia “La Brasilerita” de Kurusu de Hierro, situada a solo 13 kilómetros del punto, donde fue emboscado el capataz Adrián Zorrilla Otaño, en la estancia “San Eduardo” de Tacuatí.
El ganadero fue liberado por sus captores el 12 de setiembre de ese mismo año, después que sus familiares pagaran un rescate de 130.000 dólares.
Fuente: ABC
La primera de ellas consiste en la prohibición de cultivos que impliquen el uso indiscriminado de agrotóxicos, como la soja y el maíz, que afectan la salud de los lugareños.
También prohíben la portación de armas de los peones y guardias de seguridad asignados a la custodia de las estancias. Además advierten a los empleados que deben mantenerse alejados a 500 metros de las áreas boscosas y evitar la introducción de animales vacunos en ellas.
Otra instrucción que figura en el panfleto es la prohibición del arado en la orillas de las alambradas que marcan el límite con los montes y otras zonas donde operan.
El tema medio ambiente
Las instrucciones relacionadas con la defensa del medio ambiente hacen referencia a la deforestación y la contaminación de los recursos hídricos.
Instan a los tractoristas y motosierristas a no destruir los montes que aún quedan en la región, mientras que a los agroproductores se les ordena que no contaminen los ríos y arroyos.
Los insurgentes advierten que en caso de incumplimiento de las mencionadas prohibiciones o que los responsables sean sorprendidos por los rebeldes serán fusilados.
El propósito de estas “leyes revolucionarias” impuestas por el EPP consisten básicamente en obligar a productores norteños a aportar dinero y víveres para la “lucha” de la banda armada, además de amedrentar a trabajadores inocentes para moverse de manera impune por los montes que comprenden el límite entre los departamentos de Concepción y San Pedro.
El ganadero y empresario Luis Alberto Lindstron Pico, asesinado el 31 de mayo de 2013 en Tacuatí, fue justamente uno de los que pagaron con su vida la “desobediencia” a las imposiciones de los criminales.
Lindstron había sido secuestrado por el grupo armado el 31 de julio de 2008, cuando se encontraba en su estancia “La Brasilerita” de Kurusu de Hierro, situada a solo 13 kilómetros del punto, donde fue emboscado el capataz Adrián Zorrilla Otaño, en la estancia “San Eduardo” de Tacuatí.
El ganadero fue liberado por sus captores el 12 de setiembre de ese mismo año, después que sus familiares pagaran un rescate de 130.000 dólares.
Fuente: ABC
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