- KURUSU ISABEL, Dpto. de Concepción. El suboficial 2° de Policía Víctor Manuel Martínez Ferreira (28), postrado en una cama desde el 15 de octubre de 2009 a raíz de un atentado del EPP con una granada “cazabobo”, en la noche en que secuestraron al ganadero Fidel Zavala, necesita con urgencia un tratamiento de fisioterapia para evitar perder por completo la movilidad de su cuerpo.
El joven agente había formado parte del primer grupo de policías de la subcomisaría 27ª de Hugua Ñandu que partió detrás de los miembros del EPP que se llevaron a Zavala, pero resultó gravemente herido al tratar de revisar la camioneta abandonada del estanciero, que estaba conectada a un artefacto explosivo.
Desde entonces el suboficial Martínez atravesó una larga y delicada fase de recuperación. Pese a que salvó su vida, quedó prácticamente en estado vegetativo, postrado en cama, con una movilidad mínima. “Es un muerto en vida, porque tenemos que estar pendiente de él las 24 horas”, dijeron sus propios familiares, quienes sin embargo ahora abrigan la posibilidad de verlo recuperarse si es que consiguen un fisioterapeuta que le haga tres a cuatro sesiones por día. La madre del uniformado, Romilda Martínez viuda de Ferreira (69), dijo que “Dios mediante, mi hijo podría volver a recuperarse un poco, pero solo si es que hace fisioterapia”. La mujer contó que Víctor ya empieza a reconocerlos, pero que no habla y que apenas mueve un dedo.
La familia del policía dijo que el Estado los abandonó a su suerte y que ni la familia Zavala se acercó a ellos, excepto un par de veces en un hospital de Asunción.
Fuente: ABC
Desde entonces el suboficial Martínez atravesó una larga y delicada fase de recuperación. Pese a que salvó su vida, quedó prácticamente en estado vegetativo, postrado en cama, con una movilidad mínima. “Es un muerto en vida, porque tenemos que estar pendiente de él las 24 horas”, dijeron sus propios familiares, quienes sin embargo ahora abrigan la posibilidad de verlo recuperarse si es que consiguen un fisioterapeuta que le haga tres a cuatro sesiones por día. La madre del uniformado, Romilda Martínez viuda de Ferreira (69), dijo que “Dios mediante, mi hijo podría volver a recuperarse un poco, pero solo si es que hace fisioterapia”. La mujer contó que Víctor ya empieza a reconocerlos, pero que no habla y que apenas mueve un dedo.
La familia del policía dijo que el Estado los abandonó a su suerte y que ni la familia Zavala se acercó a ellos, excepto un par de veces en un hospital de Asunción.
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