HORQUETA. Se trata de Whiliam Fleitas Ferreira, de 29 años, quien no oculta que durante el tiempo en que estuvo encerrado pudo aprender a forrar termos, jarras, libros, portarretratos y elaborar juguetes de madera. Mediante su trabajo, logra ayudar económicamente a su familia.
Contó que con la experiencia que vivió en la cárcel se cumple el dicho de que “no hay mal que por bien no venga”.
Recordó que agentes policiales lo detuvieron hace unos cuatro años cuando manejaba un camión que transportaba marihuana con destino a Pedro Juan Caballero.
Por ese delito tuvo que cumplir una condena en la penitenciaría regional de dicha capital departamental.
Pero Fleitas ve el lado positivo y afirma que su estadía en prisión le cambió su estilo de vida, gracias a la influencia de un amigo que le enseñó a hacer estas artesanías y también por el apoyo de misioneros católicos que lo visitaban.
El joven se casó, formó una familia y ya tiene dos hijos. Mediante el trabajo artesanal, ayuda en el mantenimiento económico del hogar.
Contó que su esposa, Mirtja Graciela Benítez, estudia docencia, y adelantó que cuando ella culmine sus estudios él ingresará a la universidad para estudiar ingeniería agraria. Afirma que el único camino para enfrentar esta vida es apostar a la educación.
ABC
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