Hoy es el quinto año que no puede celebrar el Día del Padre rodeado de todos sus hijos. Clama por una información sobre el paradero de su hijo.
Oriundo de la pequeña colonia Salinas Cue, distrito de Horqueta, Apolonio Morínigo desde pequeño se dedicó a trabajar en la chacra. A los 16 años se mudó a la zona conocida como Lucero Cue, de la entonces colonia Arroyito, que hace pocos años se convirtió en un distrito.
El 15 de noviembre de 1980 se casó con Obdulia, con quien tuvo 12 hijos (8 varones y 4 mujeres) y son, por orden de nacimiento: Darío Aníbal, Milciades, Adalberto, Ricardo, Blanca Mónica, Edelio, Prisciliano, Del Rosaria, Antonio, María Estefana, Jacinto y Lorena Elizabeth.
Recuerda el agricultor que nunca tuvieron grandes necesidades, a pesar de haber vivido siempre en una comunidad campesina en donde la presencia del Estado en cuanto a salud y obras viales ha sido escasa. La falta de vehículo hizo que en varias ocasiones tuviera que cargar a uno de sus hijos para llevar a un puesto de salud. El duro trabajo en la chacra ha permitido a Apolonio Morínigo brindar techo, comida y educación a sus 12 hijos. “Mis hijos se criaron con el trabajo en la chacra”, sostuvo. Si bien este trabajo no siempre dejaba ganancias, veía la manera de generar para el sustento diario, con ayuda de sus hijos.
Oriundo de la pequeña colonia Salinas Cue, distrito de Horqueta, Apolonio Morínigo desde pequeño se dedicó a trabajar en la chacra. A los 16 años se mudó a la zona conocida como Lucero Cue, de la entonces colonia Arroyito, que hace pocos años se convirtió en un distrito.
El 15 de noviembre de 1980 se casó con Obdulia, con quien tuvo 12 hijos (8 varones y 4 mujeres) y son, por orden de nacimiento: Darío Aníbal, Milciades, Adalberto, Ricardo, Blanca Mónica, Edelio, Prisciliano, Del Rosaria, Antonio, María Estefana, Jacinto y Lorena Elizabeth.
Recuerda el agricultor que nunca tuvieron grandes necesidades, a pesar de haber vivido siempre en una comunidad campesina en donde la presencia del Estado en cuanto a salud y obras viales ha sido escasa. La falta de vehículo hizo que en varias ocasiones tuviera que cargar a uno de sus hijos para llevar a un puesto de salud. El duro trabajo en la chacra ha permitido a Apolonio Morínigo brindar techo, comida y educación a sus 12 hijos. “Mis hijos se criaron con el trabajo en la chacra”, sostuvo. Si bien este trabajo no siempre dejaba ganancias, veía la manera de generar para el sustento diario, con ayuda de sus hijos.
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