Las 33 familias de la parcialidad mbya guarani que habitan la comunidad Vy’a Renda de la zona conocida como Boquerón, en esta comunidad del Primer departamento, se debaten a diario en la miseria y prácticamente no tienen nada que comer.
Aunque tienen pequeñas chacras para consumo, donde cultivan maíz, poroto, mandioca o batata. Las plantaciones a veces se estropean por culpa de la sequía. A causa de ello, nuevamente deben comenzar la maratónica lucha contra el hambre, que los amenaza seriamente desde hace varias décadas, por el abandono del Gobierno.
Isidro Fernández (45), el líder de la comunidad Vy’a Renda, explicó que es difícil sobrevivir solo a costa de las plantaciones en las chacras. “Nosotros cosechamos solo cuando es la época. Pero a veces la sequía destruye nuestros productos y nuevamente nos quedamos sin nada qué comer”, señaló en guaraní. Agregó que “lo que más nos preocupa son nuestros niños, porque nosotros los mayores podemos aguantar el hambre, como lo hicimos siempre, pero no podemos dejar que sufran nuestras criaturas”.
El cacique reveló además que a consecuencia de la situación que soportan, los hombres deben ir a cazar en los montes de las estancias que rodean a su comunidad.
Peligro
Aunque la cacería es una forma de subsistencia a la que están acostumbrados, los indígenas mbya guarani arriesgan su vida exponiéndose a ser devorados por los leones que aún existen en la selva norteña, según dijeron los nativos. “Siempre tenemos cuidado porque hay leones en los montes adonde vamos a mariscar”, dijo Isidro Fernández. La zona donde fueron vistos los animales salvajes es, por ejemplo, en la estancia Cazal Cue, propiedad de la familia Soljancic, que está ubicada frente a la comunidad nativa, en el camino rural que une Hugua Ñandu con Puentesiño.
Otro peligro constante al que se exponen cuando están cazando es ser mordidos por serpientes venenosas. “Hace una semana, un miembro de nuestra comunidad tuvo que ser internado de urgencia por una picadura de víbora mientras cazaba. Casi murió”, indicó Fernández. Los animales que suelen cazar son el tatú (armadillo), venado y chancho salvaje.
Estos nativos son los que arriesgan su vida para conseguir un poco de carne para alimentarse, pero también son los mismos que rechazaron la carne envenenada por el odio de un grupo criminal (Ejército del Pueblo Paraguayo) que opera ante la fragilidad de nuestro sistema de seguridad.