CONCEPCION (Aldo Rojas Cardozo, corresponsal). En el Hogar de Ancianos “Mons. Emilio Sosa Gaona” viven 30 adultos mayores que realizan diversas tareas dentro del hogar donde, además, reciben alimentación y atención médica. Los principales déficit son la falta de recursos humanos, de pañales desechables para los internos y un lavarropas industrial. También tienen complicaciones con medicamentos específicos que utilizan los que están en él.
La directora de la institución, Lic. Lucía Castro, señaló que en el sitio viven 20 varones y 10 mujeres. Actualmente trabajan 7 personas en la parte de la enfermería, de las cuales 6 son contratadas por el Ministerio de Salud Pública y una voluntaria. Asimismo, tres personales de servicio se encargan de la limpieza del lugar, además de la cocina y la lavandería.
Los adultos mayores reciben desayuno, almuerzo, merienda y cena durante los siete días de la semana, todos tienen un horario que deben cumplir.
Existen personas que realizan trabajos como jardineros que van a cumplir con su tarea en las casas que requieren sus servicios, de esa manera ganan un poco de dinero para poder comprar algunas cosas como las utilizadas para el aseo personal.
Durante el día, los ancianos realizan terapias ocupacionales como trabajos de costura, manualidades, pintura sobre tela; también en el lugar funciona una gallinería para la venta de huevos, además reciben enseñanza para mejorar la escritura.
La sicóloga del hogar se encarga de la contención emocional de los internos. En el lugar viven 8 personas que no pueden valerse por sí mismas y que indefectiblemente necesitan la ayuda de otra gente.
Una historia de amor
Desde hace cuatro meses ha nacido una historia de amor dentro del hogar, los protagonistas son Mariano Martínez (68) y Prudencia Moline Flores (83). Según han comentado los propios internos, ambas personas son pareja ya que pasan mucho tiempo juntos, Mariano es invidente y dijo que fue Prudencia la que lo conquistó.
Don Mariano comentó que es oriundo de Concepción, pero que trabajó varios años en la zona de Vallemí, nunca se casó y tampoco cuenta con hijos, llegó al hogar hace dos años. Mientras que doña Prudencia nació en San Pedro del Ycuamandyyú, es viuda y tiene hijos, desde hace seis meses vive en el hogar.
Ayuda de la Koica
Las donaciones realizadas por la Agencia de Cooperación Internacional de Corea (Koica) han sido muy importantes para el hogar. Entre ellas podemos mencionar la construcción de rampas que conectan la construcción principal del hogar con la plazoleta, con lo que las personas que se encuentran en sillas de ruedas puedan tener acceso al patio del lugar.
Además del acondicionamiento de baños para personas con discapacidades, asimismo la colocación de barandas de seguridad, de un tanque elevado de agua, un gallinero, un horno eléctrico, un televisor y una máquina de coser.
Necesidades
Para la cantidad de personas adultas que viven en el hogar, la cantidad de recursos humanos es insuficiente. A pesar de ello existen durante todo el día personal de enfermería que realizan turnos para no dejar de asistir permanentemente a los ancianos.
En el lugar cuentan con medicamentos básicos, pero los remedios específicos como para los enfermos cardiacos o ancianos que sufren de glaucoma no tienen en el dispensario. Se adquieren gracias al apoyo económico de personas que colaboran, porque son medicamentos caros.
Otra de las necesidades es la falta de una cantidad importante de pañales para los adultos ya que muchos los utilizan permanentemente.
Historia del hogar
El Dr. Pedro Domingo Ruso fue el mentor de la creación de un hogar de ancianos en la capital del primer departamento. Presentó un proyecto para su realización y, finalmente, el 7 de junio de 2002 fue inaugurado.
Al principio, el hogar contaba con 12 internos. En agosto de 2007 pasó a manos del Ministerio de Salud Pública y Bienestar Social (MSP y BS), específicamente de la Dirección de Adultos Mayores.