CONCEPCIÓN
(ABC). Varios estancieros del norte, especialmente de las situadas en el área
de influencia del EPP, denunciaron un llamativo robo masivo de reses que se
viene registrando hace varios meses. Los productores creen que ahora el grupo
armado protege a los abigeos para financiar su “lucha”, como lo hacen las FARC
con los carteles de la droga en Colombia.
Algunos
estancieros de localidades como Hugua Ñandu y Paso Barreto, principales
bastiones del Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP), presentarán esta semana una
denuncia formal sobre el sistemático robo de cientos de cabezas de ganado
vacuno de sus establecimientos. Aunque el Ministerio Público y
específicamente la Fiscalía de Unidad Antisecuestro ya están al tanto de casos
puntuales.
Por ejemplo, solo en la estancia “La Blanca”, ubicada a cinco kilómetros antes de llegar al casco urbano de Hugua Ñandu, en un reciente inventario se detectó un importante faltante del lote de ganado que desapareció en poco más de un año, según los datos.
“La Blanca” hasta hace pocos años era un establecimiento modelo del I departamento, con producciones óptimas, hasta la incursión del EPP en la zona.
Los secuestradores montaron dentro de la propiedad numerosos campamentos y en más de una ocasión fueron avistados por los peones.
Además, en setiembre de 2009, pocos días antes del secuestro de Fidel Zavala en Paso Barreto, una columna armada del EPP protagonizó un tiroteo con un peón y un efectivo policial que recorrían a caballo el recinto de “La Blanca”.
El enfrentamiento tuvo lugar en un sector boscoso del establecimiento y, según las versiones surgidas en aquel entonces, un miliciano de la banda de secuestradores habría muerto en la balacera, aunque nunca se pudo precisar de quién se trata.
Casi en la misma situación que “La Blanca” estarían otras estancias vecinas como “Ñu Apu’a”, “Tres Estrellas”, “Agüero Cue”, “Mandyju”, “Trementina” y “Agüerito”. En el fondo de esta última hacienda el grupo armado adiestró a varios de sus actuales combatientes, según había confesado el “guerrillero arrepentido” Rubén Darío Bernal, quien huyó del campamento y luego se entregó a la Policía.
Algunos de los estancieros afectados no dudaron en señalar que periódicamente el EPP faena al menos un animal vacuno para subsistir en el monte.
“Siempre encontramos restos de animales faenados en la propiedad y estamos seguros de que son ellos, porque solo sacan la parte más carnosa del animal y dejan el resto. Si son abigeos comunes van a llevarse hasta la piel”, indicó un productor de Hugua Ñandu.
Igual que las FARC
Los estancieros del norte del país ahora sospechan que el EPP brinda protección a los abigeos, a cambio de que estos compartan parte de la ganancia obtenida y sobre todo a cambio de informaciones que les ayuden a desplazarse por el monte sin contratiempos, como incursiones policiales.
Este es el mismo sistema que emplean las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) con los carteles de droga que operan en aquel país sudamericano, a los que les cobra un canon para asegurar que los cargamentos de cocaína salgan de las zonas montañosas y lleguen al financista sin contratiempo alguno.
Las FARC, la guerrilla más antigua de Latinoamérica, adiestró en sus campos paramilitares, entre otros, a Osvaldo Villalba Ayala y Manuel Cristaldo Mieres, los comandantes del brazo armado del EPP.
Este sistema de protección es un método de financiación que emplean otras organizaciones criminales, como la que opera en los montes de los departamento de Concepción y San Pedro, en el norte del país.
Por ejemplo, solo en la estancia “La Blanca”, ubicada a cinco kilómetros antes de llegar al casco urbano de Hugua Ñandu, en un reciente inventario se detectó un importante faltante del lote de ganado que desapareció en poco más de un año, según los datos.
“La Blanca” hasta hace pocos años era un establecimiento modelo del I departamento, con producciones óptimas, hasta la incursión del EPP en la zona.
Los secuestradores montaron dentro de la propiedad numerosos campamentos y en más de una ocasión fueron avistados por los peones.
Además, en setiembre de 2009, pocos días antes del secuestro de Fidel Zavala en Paso Barreto, una columna armada del EPP protagonizó un tiroteo con un peón y un efectivo policial que recorrían a caballo el recinto de “La Blanca”.
El enfrentamiento tuvo lugar en un sector boscoso del establecimiento y, según las versiones surgidas en aquel entonces, un miliciano de la banda de secuestradores habría muerto en la balacera, aunque nunca se pudo precisar de quién se trata.
Casi en la misma situación que “La Blanca” estarían otras estancias vecinas como “Ñu Apu’a”, “Tres Estrellas”, “Agüero Cue”, “Mandyju”, “Trementina” y “Agüerito”. En el fondo de esta última hacienda el grupo armado adiestró a varios de sus actuales combatientes, según había confesado el “guerrillero arrepentido” Rubén Darío Bernal, quien huyó del campamento y luego se entregó a la Policía.
Algunos de los estancieros afectados no dudaron en señalar que periódicamente el EPP faena al menos un animal vacuno para subsistir en el monte.
“Siempre encontramos restos de animales faenados en la propiedad y estamos seguros de que son ellos, porque solo sacan la parte más carnosa del animal y dejan el resto. Si son abigeos comunes van a llevarse hasta la piel”, indicó un productor de Hugua Ñandu.
Igual que las FARC
Los estancieros del norte del país ahora sospechan que el EPP brinda protección a los abigeos, a cambio de que estos compartan parte de la ganancia obtenida y sobre todo a cambio de informaciones que les ayuden a desplazarse por el monte sin contratiempos, como incursiones policiales.
Este es el mismo sistema que emplean las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) con los carteles de droga que operan en aquel país sudamericano, a los que les cobra un canon para asegurar que los cargamentos de cocaína salgan de las zonas montañosas y lleguen al financista sin contratiempo alguno.
Las FARC, la guerrilla más antigua de Latinoamérica, adiestró en sus campos paramilitares, entre otros, a Osvaldo Villalba Ayala y Manuel Cristaldo Mieres, los comandantes del brazo armado del EPP.
Este sistema de protección es un método de financiación que emplean otras organizaciones criminales, como la que opera en los montes de los departamento de Concepción y San Pedro, en el norte del país.