- ASUNCION -- El ministro de Interior de Paraguay, Francisco de Vargas, reconoció que el país sufre un “descontrol” en el comercio de armas, una semana después del asalto a un vehículo que portaba municiones para su venta a la policía.
Según el ministro, el comercio informal de armas es una “práctica bien instalada a nivel nacional”.
“Las municiones del 9 y 38 milímetros, lastimosamente, en el interior del país pueden ser encontrados en casi cualquier local comercial, lo que evidentemente evidencia un descontrol en la comercialización de este tipo de elementos”, declaró De Vargas.
El comerciante asaltado llevaba cinco años vendiendo municiones y equipamientos a policías de la zona alrededor de la ciudad de Kurusú de Hierro, en el departamento de Concepción, según admitió el ministro tras una reunión con el presidente paraguayo, Horacio Cartes, en el Palacio de Gobierno.
El robo al “macatero”, como son conocidos en Paraguay los vendedores ambulantes que van al interior del país, fue obra de cuatro personas.
Se quedaron con 400 cartuchos de calibres 38 y 9 milímetros, uniformes policiales y chalecos tácticos y antibalas, que el comerciantes llevaba en una camioneta para su venta a policías de la comisaría local.
El ministro, que también resaltó que “es inadmisible” que la policía adquiera este tipo de equipamientos o municiones de vendedores particulares.
Fuente: elnuevoherald.com
“Las municiones del 9 y 38 milímetros, lastimosamente, en el interior del país pueden ser encontrados en casi cualquier local comercial, lo que evidentemente evidencia un descontrol en la comercialización de este tipo de elementos”, declaró De Vargas.
El comerciante asaltado llevaba cinco años vendiendo municiones y equipamientos a policías de la zona alrededor de la ciudad de Kurusú de Hierro, en el departamento de Concepción, según admitió el ministro tras una reunión con el presidente paraguayo, Horacio Cartes, en el Palacio de Gobierno.
El robo al “macatero”, como son conocidos en Paraguay los vendedores ambulantes que van al interior del país, fue obra de cuatro personas.
Se quedaron con 400 cartuchos de calibres 38 y 9 milímetros, uniformes policiales y chalecos tácticos y antibalas, que el comerciantes llevaba en una camioneta para su venta a policías de la comisaría local.
El ministro, que también resaltó que “es inadmisible” que la policía adquiera este tipo de equipamientos o municiones de vendedores particulares.
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