- Pese a haber liberado a Arlan Fick Bremm (17), después de mantenerlo en cautiverio por 267 días y de haber cobrado 500.000 dólares en efectivo por su rescate, el narcoterrorista Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP) volvió a chantajear a la familia, a la que exigió repartir 100 canastas de Navidad en Kurusu de Hierro, uno de los bastiones de los criminales, a cambio de que los dejen en paz definitivamente. Ayer, el joven se mostró públicamente por primera vez ante la prensa y contó detalles de su secuestro.
PASO TUYÁ, Dpto. de Concepción. Puntualmente a las 7:00, vestido con un short, remera y zapatilla, Arlan salió de su casa de esta colonia para hablar con decenas de periodistas que esperaban en el portón y así transmitir las primeras palabras del menor ya en libertad.
“Estoy bien, después de mucho tiempo volví a casa”, arrancó Arlan, quien con una amplia sonrisa, posó para los reporteros gráficos y en ningún momento soltó a su madre Melania Bremm ni a su padre Alcido Fick. Una de sus tres hermanas, Rosinei, también lo acompañó en todo momento. “Sinceramente no sé qué hacer, no llegué a pensar todavía en esos detalles”, dijo al ser consultado qué hará ahora. Después, recordó cómo transcurrió la mayor parte del plagio y también reveló el momento de su ansiada liberación.
“Estuvimos caminando bastante. A orillas del asfalto llegaron a dejarme ahí, me quitaron el paño que yo tenía en la cara. Me dieron los panfletos y me dijeron que tirara eso por el asfalto. Después corrí a la colonia brasileña y llegué a la casa de un señor, le pedí su teléfono y llamé. Primero mi papá no me creyó”, contó.
Justo en ese momento, Arlan fue interrumpido por su padre, Alcido Fick, quien explicó que no tenían certeza de que se tratara de él e incluso creyeron que eran oportunistas. “Le hablé en alemán y me contestó también en alemán. Recién ahí supe que era mi hijo”, indicó el colono.
Sobre los días privado de su libertad, mencionó que “no llegué a ver nada, desde el primer momento, saliendo acá de casa, me pusieron un paño en la cara. Todo el tiempo estuve en el bosque, nunca en un lugar específico, pero siempre caminando de par en par”.
Entonces, otra vez el menor fue interrumpido por su padre, quien exclamó “hasta ahí nomás ya, no le vamos a complicar”, para no entrar en detalles sobre los captores.
Más adelante, Arlan se refirió a su compañero de cautiverio, el policía Edelio Morínigo Florenciano, secuestrado el 5 de julio pasado, ya cuando el menor llevaba tres meses retenido. “Desde que nos encontramos ahí le pusieron junto a mí, sentados en una hamaca, yo en su costado, y todo el día pasamos tomando tereré y hablando. Nos hicimos buenos amigos, fueron cinco meses ahí juntos”, precisó.
Después fue preguntado sobre si los miembros del EPP le dijeron algo sobre una eventual liberación del uniformado, a lo que contestó que “no me dijeron nada sobre él”.
Arlan recordó que fue separado de Edelio el 22 de diciembre pasado, tres días antes de su liberación y que ni siquiera él sabía que lo dejarían libre. Todo el tiempo, ambos permanecieron encadenados uno al otro, por un árbol, y usualmente les ponían capuchas durante la mayor parte del día.
Finalmente y antes de ser apartado por su padre, Arlan contó que recibía muy poca comunicación en el campamento y que recién al llegar a su casa se enteró de toda la repercusión de su caso.
“Radio lo que llegué a escuchar, escuchábamos música, polca, reguetón”, dijo.
“Quiero agradecerle a todo el mundo, a todos lo que estuvieron orando por mí, pidiendo por mi libertad, a todo el Paraguay, a todas las personas que estuvieron esperando mi liberación. Después de mucho pude salir, salí bien y sano. Esto es una segunda nacida para mí”, dijo Arlan.
Don Alcido Fick habló brevemente para “agradecer a todos por el apoyo y la paciencia que tuvieron conmigo. Espero que nadie nunca pase lo que yo y mi familia hemos pasado. Agradezco a la prensa por la paciencia que me tuvieron, pero asimismo a veces me ponían nervioso porque apretaban mucho”, refirió. Después, no se animó a contestar qué van a hacer ahora, si marcharse del país o permanecer en Paso Tuyá.
La señora Melania Bremm, en una breve intervención, también resaltó su alegría por el retorno de su hijo menor y lamentó que la madre de Edelio no pueda aún tener también consigo a su hijo.
La última en brindar declaraciones fue Rosinei Fick Bremm, la cara más visible de la campaña a favor de la liberación de su hermano Arlan.
ABC
“Estoy bien, después de mucho tiempo volví a casa”, arrancó Arlan, quien con una amplia sonrisa, posó para los reporteros gráficos y en ningún momento soltó a su madre Melania Bremm ni a su padre Alcido Fick. Una de sus tres hermanas, Rosinei, también lo acompañó en todo momento. “Sinceramente no sé qué hacer, no llegué a pensar todavía en esos detalles”, dijo al ser consultado qué hará ahora. Después, recordó cómo transcurrió la mayor parte del plagio y también reveló el momento de su ansiada liberación.
“Estuvimos caminando bastante. A orillas del asfalto llegaron a dejarme ahí, me quitaron el paño que yo tenía en la cara. Me dieron los panfletos y me dijeron que tirara eso por el asfalto. Después corrí a la colonia brasileña y llegué a la casa de un señor, le pedí su teléfono y llamé. Primero mi papá no me creyó”, contó.
Justo en ese momento, Arlan fue interrumpido por su padre, Alcido Fick, quien explicó que no tenían certeza de que se tratara de él e incluso creyeron que eran oportunistas. “Le hablé en alemán y me contestó también en alemán. Recién ahí supe que era mi hijo”, indicó el colono.
Sobre los días privado de su libertad, mencionó que “no llegué a ver nada, desde el primer momento, saliendo acá de casa, me pusieron un paño en la cara. Todo el tiempo estuve en el bosque, nunca en un lugar específico, pero siempre caminando de par en par”.
Entonces, otra vez el menor fue interrumpido por su padre, quien exclamó “hasta ahí nomás ya, no le vamos a complicar”, para no entrar en detalles sobre los captores.
Más adelante, Arlan se refirió a su compañero de cautiverio, el policía Edelio Morínigo Florenciano, secuestrado el 5 de julio pasado, ya cuando el menor llevaba tres meses retenido. “Desde que nos encontramos ahí le pusieron junto a mí, sentados en una hamaca, yo en su costado, y todo el día pasamos tomando tereré y hablando. Nos hicimos buenos amigos, fueron cinco meses ahí juntos”, precisó.
Después fue preguntado sobre si los miembros del EPP le dijeron algo sobre una eventual liberación del uniformado, a lo que contestó que “no me dijeron nada sobre él”.
Arlan recordó que fue separado de Edelio el 22 de diciembre pasado, tres días antes de su liberación y que ni siquiera él sabía que lo dejarían libre. Todo el tiempo, ambos permanecieron encadenados uno al otro, por un árbol, y usualmente les ponían capuchas durante la mayor parte del día.
Finalmente y antes de ser apartado por su padre, Arlan contó que recibía muy poca comunicación en el campamento y que recién al llegar a su casa se enteró de toda la repercusión de su caso.
“Radio lo que llegué a escuchar, escuchábamos música, polca, reguetón”, dijo.
“Quiero agradecerle a todo el mundo, a todos lo que estuvieron orando por mí, pidiendo por mi libertad, a todo el Paraguay, a todas las personas que estuvieron esperando mi liberación. Después de mucho pude salir, salí bien y sano. Esto es una segunda nacida para mí”, dijo Arlan.
Don Alcido Fick habló brevemente para “agradecer a todos por el apoyo y la paciencia que tuvieron conmigo. Espero que nadie nunca pase lo que yo y mi familia hemos pasado. Agradezco a la prensa por la paciencia que me tuvieron, pero asimismo a veces me ponían nervioso porque apretaban mucho”, refirió. Después, no se animó a contestar qué van a hacer ahora, si marcharse del país o permanecer en Paso Tuyá.
La señora Melania Bremm, en una breve intervención, también resaltó su alegría por el retorno de su hijo menor y lamentó que la madre de Edelio no pueda aún tener también consigo a su hijo.
La última en brindar declaraciones fue Rosinei Fick Bremm, la cara más visible de la campaña a favor de la liberación de su hermano Arlan.
ABC
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