En la mañana del jueves se descubrieron seis planchadas dentro del Parque Nacional San Luis, distrito de San Alfredo, departamento de Concepción.
Las planchadas estaban distribuidas en diversos puntos del parque nacional y se llegaba a ellas a través de caminos abiertos con topadoras.
La intervención estuvo a cargo del Ministerio Público. El fiscal ambiental José Luis Casaccia dirigió el operativo que contó con el apoyo de inspectores de la Secretaría del Ambiente y funcionarios del Instituto Forestal Nacional (Infona).
En cada una de las planchadas se encontraban los troncos listos para ser embarcados. Se contabilizaron mil árboles tumbados de especies como incienso, trébol, lapacho, kurupa’y, yvyrapytã, entre otros.
El valor comercial de la madera se estima en un millón de dólares.
Los investigadores se mostraron sorprendidos por la infraestructura montada dentro del parque nacional: se abrieron caminos, se construyeron puentes, se montaron campamentos y las planchadas fueron montadas con dimensiones adecuadas para permitir maniobras de dos camiones en forma simultánea.
Verdadera hecatombe
El fiscal José Luis Casaccia calificó la destrucción de los árboles como “una verdadera hecatombe” por la magnitud de la tala furtiva.
Carlos Romero, agente de la Fiscalía Ambiental, comentó que “en toda mi carrera nunca observé semejante nivel de destrucción. 1.000 árboles tumbados, todos agrupados en un mismo sector, con la infraestructura necesaria para robar especies de extraordinario valor”.
Técnicos de la Secretaría del Ambiente, a cargo de Juan Carlos Aranda, realizaron la medición de los árboles. La verificación permitió constatar que la tala furtiva fue realizada en los últimos seis meses.
Las seis planchadas estaban interconectadas por un camino principal. En cada uno de los puntos de embarque se encontró un promedio de 150 a 200 árboles destruidos.
Carlos Romero sentenció que “es el desastre más grande en la historia de los parques nacionales de nuestro país”.
Guardaparque detenido
El fiscal Casaccia ordenó la detención del guardaparque Miguel Arriola, quien se halla recluido en la penitenciaría de Concepción.
Arriola fue interrogado en su puesto de vigilancia, dentro del parque nacional. Según el fiscal Casaccia, el guardaparque dijo que nunca vio ningún movimiento extraño y que el ruido que se escuchaba atribuyó a trabajos en un establecimiento cercano.
Un aspecto que llamó la atención de los investigadores es el abandono en que encontraron el Parque Nacional San Luis.
Un solo guardaparque para 10.000 hectáreas de área protegida, sin comunicación ni medios de transporte para realizar patrullas.
La presencia de un guardaparque como vigilante de 10.000 hectáreas no pasa de una mera figura simbólica.
Desde enero del 2012 en adelante, los parques nacional enfrentaron una serie crisis por falta de medios para su vigilancia. El número de guardaparques disminuyó y la distribución de combustible para patrullaje prácticamente se redujo a cero.
Los guardaparques criticaron en forma dura la administración de Óscar Rivas en la Secretaría del Ambiente, por la decepción que causó su falta de interés por las áreas protegidas.
Resultado de la falta de medios es el desastre descubierto el jueves en el Parque Nacional San Luis.
Ante la cantidad de troncos destruidos se debe estudiar la posibilidad de un remate judicial, en procura de evitar el robo de las piezas.
Las planchadas estaban distribuidas en diversos puntos del parque nacional y se llegaba a ellas a través de caminos abiertos con topadoras.
La intervención estuvo a cargo del Ministerio Público. El fiscal ambiental José Luis Casaccia dirigió el operativo que contó con el apoyo de inspectores de la Secretaría del Ambiente y funcionarios del Instituto Forestal Nacional (Infona).
En cada una de las planchadas se encontraban los troncos listos para ser embarcados. Se contabilizaron mil árboles tumbados de especies como incienso, trébol, lapacho, kurupa’y, yvyrapytã, entre otros.
El valor comercial de la madera se estima en un millón de dólares.
Los investigadores se mostraron sorprendidos por la infraestructura montada dentro del parque nacional: se abrieron caminos, se construyeron puentes, se montaron campamentos y las planchadas fueron montadas con dimensiones adecuadas para permitir maniobras de dos camiones en forma simultánea.
Verdadera hecatombe
El fiscal José Luis Casaccia calificó la destrucción de los árboles como “una verdadera hecatombe” por la magnitud de la tala furtiva.
Carlos Romero, agente de la Fiscalía Ambiental, comentó que “en toda mi carrera nunca observé semejante nivel de destrucción. 1.000 árboles tumbados, todos agrupados en un mismo sector, con la infraestructura necesaria para robar especies de extraordinario valor”.
Técnicos de la Secretaría del Ambiente, a cargo de Juan Carlos Aranda, realizaron la medición de los árboles. La verificación permitió constatar que la tala furtiva fue realizada en los últimos seis meses.
Las seis planchadas estaban interconectadas por un camino principal. En cada uno de los puntos de embarque se encontró un promedio de 150 a 200 árboles destruidos.
Carlos Romero sentenció que “es el desastre más grande en la historia de los parques nacionales de nuestro país”.
Guardaparque detenido
El fiscal Casaccia ordenó la detención del guardaparque Miguel Arriola, quien se halla recluido en la penitenciaría de Concepción.
Arriola fue interrogado en su puesto de vigilancia, dentro del parque nacional. Según el fiscal Casaccia, el guardaparque dijo que nunca vio ningún movimiento extraño y que el ruido que se escuchaba atribuyó a trabajos en un establecimiento cercano.
Un aspecto que llamó la atención de los investigadores es el abandono en que encontraron el Parque Nacional San Luis.
Un solo guardaparque para 10.000 hectáreas de área protegida, sin comunicación ni medios de transporte para realizar patrullas.
La presencia de un guardaparque como vigilante de 10.000 hectáreas no pasa de una mera figura simbólica.
Desde enero del 2012 en adelante, los parques nacional enfrentaron una serie crisis por falta de medios para su vigilancia. El número de guardaparques disminuyó y la distribución de combustible para patrullaje prácticamente se redujo a cero.
Los guardaparques criticaron en forma dura la administración de Óscar Rivas en la Secretaría del Ambiente, por la decepción que causó su falta de interés por las áreas protegidas.
Resultado de la falta de medios es el desastre descubierto el jueves en el Parque Nacional San Luis.
Ante la cantidad de troncos destruidos se debe estudiar la posibilidad de un remate judicial, en procura de evitar el robo de las piezas.
Fuente: ABC