Tiene un poquito más de una semana de estreno y, aunque para algunos represente solo un vuelo más, para cinco comunidades del norte del país es prácticamente un renacer, una esperanza para comunicarse con el resto del país, y crecer cultural y económicamente.
|
En el aeropuerto de Concepcion |
Al menos eso es lo que manifiestan los pobladores de Concepción, Vallemí, Fuerte Olimpo, Bahía Negra y Puerto Casado ante la reanudación del Servicio de Transporte Aéreo Militar (Setam).
Primero parecieran estornudar, luego toser… pero al final del exitoso proceso de arranque los dos motores del Casa-212 terminan por rugir. Este ritual precede al carreteo inaugural de Setam (Servicio de Transporte Aéreo Militar) que lleva a 26 pasajeros y sus esperanzas rumbo al norte del país.
La hoja de ruta incluye las ciudades de Concepción, Vallemí, Fuerte Olimpo, Bahía Negra y Puerto Casado, en ese orden. Ese día, 5 de setiembre de 2013, es histórico tanto para la aviación militar paraguaya como para los cientos de pobladores que desde temprano se preparan en los cinco aeropuertos para ver llegar a la aeronave gris y blanca con vivos rojos y bandera paraguaya.
El vuelo sale de la Base Aérea Silvio Pettirossi, a su paso recibe chorros de agua del carro de Bomberos Voluntarios del Paraguay apostado a un costado de la pista. Ese es el saludo de bautismo y deseos de éxito que corresponde dar a los vuelos inaugurales. Pronto, el avión toma la pista del Aeropuerto Internacional Silvio Pettirossi, carretea unos metros más y ¡zas!, comienza a surcar los cielos paraguayos.
Abajo, en el hangar de la base, todo es aplausos y felicitaciones, suena la banda de músicos con canciones nacionales, se destacan el bombo y el trombón por encima de los otros instrumentos, los presentes siguen aplaudiendo.
Arriba, también el aplauso inunda la cabina, algunos toman fotografías con sus celulares, otros conversan a viva voz compitiendo con el ruido de motores, los que restan repasan mentalmente el trayecto, piensan en sus seres queridos o en el logro obtenido luego de meses de trabajo para convencer a las autoridades de reanudar los vuelos que llevaban 15 años suspendidos en algunos lugares y 25 en otros.
En el control de comando, los tripulantes, tres de los cinco, manipulan botones, controlan la altura, conversan vía intercomunicador y verifican la posición de la nave vía GPS. El Tte. Cnel. Edilberto Salinas levanta el pulgar al Tte. Cnel. Carlos Gómez, en señal positiva de que todo está en orden.
El Setam fue creado por ley el 25 de octubre de 2012. El proyecto fue presentado por el entonces diputado David Ocampo (Unace). La puesta en marcha se materializó la semana pasada, y el servicio ofrecerá vuelos regulares los días martes y viernes con destino a las ciudades mencionadas. Hay tres unidades modelo C-212 Aviocar, con capacidad para 26 pasajeros, que se encargarán de cubrir el trayecto que demanden los usuarios.
El precio del pasaje desde Asunción hasta Concepción es de G. 300.000; Vallemí, G. 200.000; Fuerte Olimpo, G. 250.000 y Bahía Negra, G. 290.000, al igual que Puerto Casado. Desde Concepción hasta Vallemí, G. 100.000; Fuerte Olimpo, G. 150.000; Bahía Negra, G. 200.00. Desde Vallemí a Fuerte Olimpo, G. 100.000; Bahía Negra, G. 150.000. Desde Fuerte Olimpo a Bahía Negra, G. 80.000. Estos precios son por cada tramo, según la tabla proveída por Setam.
El destino que se dará a lo recaudado es a mejoras edilicias y de servicio, según el Cnel. DCEM Édgar Rodrigo Noceda Figueredo, comandante del grupo de Transporte Aéreo. “Hay que tener en cuenta que los precios son bastante accesibles. De lo que recaudemos se destinará a construir una zona de embarque, tener servicio a bordo y adquirir un vehículo que pueda acercar a los pasajeros que no tienen movilidad propia a puntos en que puedan tomar el transporte público desde la base aérea a distintos puntos del área metropolitana”, puntualizó el militar.
La primera parada en el vuelo inaugural es Concepción, distante a 417 km de Asunción, adonde por tierra se llega en aproximadamente seis horas. En este avión, la travesía dura 45 minutos. El recibimiento es con salvas y bautismo con el carro de Bomberos Voluntarios de la ciudad. Una comitiva de autoridades y ciudadanos comunes saluda la llegada del ave de hierro. Bajan los primeros pasajeros y suben otros. Mientras dura el trámite de transbordo, los militares de la base aérea de Concepción revisan el Casa, verifican que todo está en orden y recargan combustible, cuyo tanque se encuentra en el ala izquierda. En la base todo es emoción, todos se abrazan, y se dan palabras de agradecimiento y se alientan a continuar con el proyecto. Terminados los protocolos de rigor, todos suben de vuelta a la aeronave; la asistente de vuelo cuenta si están todos los pasajeros y el carreteo se reinicia. Próxima parada: Vallemí. Por tierra, la travesía dura 11 horas; por aire, solo 30 minutos. Se produce el aterrizaje y se llega a un aeropuerto mucho menos ostentoso. Una gran V roja dentro de un círculo a modo de monumento saluda a los pasajeros. Bajan unos cuantos y suben otros. Ahí no hay comité de recepción, ni bombas ni bautismo. Pero sí se siente el entusiasmo de quienes suben para llegar a la siguiente ciudad: Fuerte Olimpo, 597 km al norte de Asunción y adonde se llega en 13 horas por tierra. Por aire, desde Vallemí, 35 minutos.
Una rústica construcción que no es otra cosa que una pieza y un hall de ladrillos y tejas hace las veces de aeropuerto en Fuerte Olimpo. La base aérea se denomina Tte. Primero Inocencio Herebia. En sus inmediaciones, un ejército de motocicletas y bicicletas es la evidencia de que casi todo el pueblo está apostado en la punta de la pista aguardando la llegada del primer vuelo regular que aterriza en 25 años en la ciudad. Además de la novedad, la llegada del avión representa la inauguración del primer banco de sangre que tendrá la zona. En una conservadora azul están contenidos seis volúmenes de sangre que serán la base de este banco, que significará vida para los enfermos. Los funcionarios del Ministerio de Salud Pública y Bienestar Social de Fuerte Olimpo se emocionan, se abrazan. Un encargado transporta celosamente la conservadora desde la aeronave hasta el hall del aeropuerto. Semanalmente, con los vuelos, el stock se renovará y se mantendrá vigente. Después de la visita exprés, el Casa carretea nuevamente rumbo al penúltimo destino: Bahía Negra, a 900 km de Asunción. La travesía, que dura 20 minutos desde Fuerte Olimpo, toma desde la capital unas 17 horas.
Guarecidas bajo un gran árbol de ceibo, un grupo de artesanas comienza a batir palmas desde el momento en que el avión toma la pista de aterrizaje. Los niños han dejado la escuela y corren con sus carteles a la punta del terreno; corren de un lado a otro queriendo acercarse al avión. Las maestras los observan, los infantes se frustran pero ganan la partida cuando los pilotos, una vez en tierra, se acercan a darles abrazos y saludos con el consabido “mba’e teko piko, chera’a”. Las artesanas ofrecen sus productos, regalan a los visitantes, y ruegan que lleven a Asunción a mostrar y ofertar los trabajos de cestería principalmente. La promesa está hecha, y todo es cuestión de arreglar y coordinar, dicen, para nuevamente tomar vuelo al último destino: Puerto Casado.
Casado, como se le llama coloquialmente, es una fiesta. Familias enteras inundan la pista con sus críos, perros, parientes y todo quien pudiera ser testigo de la proeza de ver llegar al ave de hierro. Vestido de “paraguayito”, Pedro Acosta (de 4 años, foto de abajo) tiene la tarea de entregar un ramo de santa ritas a las autoridades. Calza zapatillas azules nuevas para estar a la altura de la ocasión. Le cuesta trabajo concentrarse en sus flores, porque lo suyo es conseguir subirse al avión. Terminado el protocolo y entregada la flor, pregunta a su madre: “Mamá, araka’e pio jajupíta aviónpe?” (mamá, ¿en qué momento subiremos al avión?) a lo que la mujer matando toda ilusión le dice: “Qué avión ni qué nada, nosotros no tenemos plata para subir ahí”. Sin embargo, alguien que oye la conversa toma al niño y lo lleva a la puerta, lo sube y le toma una fotografía. Los ojos le brillan, Pedro baja y va corriendo a contar a su madre lo que acaba de ver.
Es cierto que no se trata del último modelo de avión, es cierto que puede haber muchas cosas que mejorar. Pero también es cierto que estos vuelos devuelven la esperanza a paraguayos que por mucho tiempo han estado aislados y los que han logrado salir lo hicieron en condiciones extremas tardándose más de lo debido. El vuelo inaugural ha sido una aventura exprés que ha dejado sabor a poco y muchas ganas de volver a cada lugar, y quedarse más.
Bimotores
Las aeronaves son C-212 Aviocar (Casa) con capacidad para 26 pasajeros más tres tripulantes; es un bimotor propulsado por turbohélices. Opera en pistas rurales y la puerta de carga facilita el embarque y salida de personas, vehículos o carga. Su diseño es para uso en pistas cortas, muy maniobrables, robustas, preparadas para actuar en condiciones atmosféricas duras y en sitios con baja infraestructura aeronáutica. Puede transportar hasta 2 ton. en cada viaje.
El tique aéreo permite a cada pasajero transportar hasta 10 kg de equipaje. Por cada kilo de exceso, se cobra G. 4000. “Vamos haciendo los cálculos y solo transportamos lo que permite el límite de capacidad del avión”, dijo el Cnel. DCEM Édgar Noceda, comandante del Grupo de Transporte Aéreo.
Fuente: ABC