Especialistas de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales (Facen) de la Universidad Nacional de Asunción (UNA) viajaron ayer a San Lázaro luego de un año de haber recomendado la extracción inmediata del fósil del oso perezoso gigante.
Al ingresar a la caverna se encontraron con que la mayoría de los huesos habían sido violentamente arrancados del yeso protector que los cubría, según explicó Víctor Filippi, representante de la Facen.
En agosto del 2011, un derrumbe en la caverna Risso –a 19 kilómetros del casco urbano de San Lázaro– puso en descubierto el material.En aquella ocasión, los dueños de la empresa Calera Risso, donde se encuentra la caverna que alberga al fósil, habrían condicionado el permiso de entrada a los científicos a cambio de una licencia ambiental para la explotación de caliza, lo que fue negado por los propietarios. Sin embargo, no otorgaron la autorización hasta recibir la licencia a principios del 2012.
En agosto de este año, una expedición de técnicos y especialistas se trasladó hasta Vallemí para iniciar los trabajos de rescate.
Nuevamente, los investigadores se encontraron con la oposición del municipio de San Lázaro encabezado por el intendente Celso Ovelar (PLRA), quien se negó a que se traslade el material a un laboratorio especializado para su conservación en Asunción, por temor a que la comunidad local no sea beneficiada por el hallazgo.
Con la exigencia de que el fósil permanezca en el palacete municipal, los especialistas abortaron la misión considerando que el sitio no era apto para la conservación del material científico.
La Secretaría Nacional de Cultura, presidida por Graciela Bartolozzi, dejó pasar las semanas en interminables negociaciones, que incluyeron la innecesaria visita de dos paleontólogos brasileños, quienes realizaron las mismas recomendaciones técnicas que la Facen.
Finalmente, la semana pasada, las autoridades llegaron a un acuerdo con el municipio de San Lázaro.
Al ingresar a la caverna se encontraron con que la mayoría de los huesos habían sido violentamente arrancados del yeso protector que los cubría, según explicó Víctor Filippi, representante de la Facen.
En agosto del 2011, un derrumbe en la caverna Risso –a 19 kilómetros del casco urbano de San Lázaro– puso en descubierto el material.En aquella ocasión, los dueños de la empresa Calera Risso, donde se encuentra la caverna que alberga al fósil, habrían condicionado el permiso de entrada a los científicos a cambio de una licencia ambiental para la explotación de caliza, lo que fue negado por los propietarios. Sin embargo, no otorgaron la autorización hasta recibir la licencia a principios del 2012.
En agosto de este año, una expedición de técnicos y especialistas se trasladó hasta Vallemí para iniciar los trabajos de rescate.
Nuevamente, los investigadores se encontraron con la oposición del municipio de San Lázaro encabezado por el intendente Celso Ovelar (PLRA), quien se negó a que se traslade el material a un laboratorio especializado para su conservación en Asunción, por temor a que la comunidad local no sea beneficiada por el hallazgo.
Con la exigencia de que el fósil permanezca en el palacete municipal, los especialistas abortaron la misión considerando que el sitio no era apto para la conservación del material científico.
La Secretaría Nacional de Cultura, presidida por Graciela Bartolozzi, dejó pasar las semanas en interminables negociaciones, que incluyeron la innecesaria visita de dos paleontólogos brasileños, quienes realizaron las mismas recomendaciones técnicas que la Facen.
Finalmente, la semana pasada, las autoridades llegaron a un acuerdo con el municipio de San Lázaro.
Afirman que tendría “un tinte de venganza”
La ministra de Cultura, Graciela Bartolozzi, sostuvo que el robo del fósil del oso perezoso gigante tiene un “tinte de venganza, propio de la ignorancia” de la población local, que se había opuesto inicialmente a la extracción del material.Los expertos que constataron el atentado aseguraron que se trata de “una cuestión de destrucción, así como está no le sirve a nadie”, indicó.
“Dentro de la comisión de Vallemí habían personas que se negaban a que se realice la extracción”, sostuvo.
Por su parte, el intendente Celso Ovelar (PLRA) deslindó toda responsabilidad por el robo, ya que el material “estaba en propiedad privada”, dijo.
La ministra de Cultura, Graciela Bartolozzi, sostuvo que el robo del fósil del oso perezoso gigante tiene un “tinte de venganza, propio de la ignorancia” de la población local, que se había opuesto inicialmente a la extracción del material.Los expertos que constataron el atentado aseguraron que se trata de “una cuestión de destrucción, así como está no le sirve a nadie”, indicó.
“Dentro de la comisión de Vallemí habían personas que se negaban a que se realice la extracción”, sostuvo.
Por su parte, el intendente Celso Ovelar (PLRA) deslindó toda responsabilidad por el robo, ya que el material “estaba en propiedad privada”, dijo.
Fuente: ABC Color
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