(Ecoradiotv.com)-Hay un choque de modelos; por un lado el avance vertiginoso de un proceso de extranjerización de la tierra y la agricultura mecanizada liderada por el agronegocio, y por otro la lucha por la supervivencia de la agricultura familiar campesina, en peligro de extinción.
El avance de la agricultura mecanizada, consumidora de grandes extensiones de tierra y poca mano de obra, sobre un espacio en que reside un importante número de personas cuyo sustento depende de su terreno, y la fumigación de agroquímicos en los sojales, son factores que han dado lugar a importantes conflictos sociales, así como el desplazamiento campesino.
El modelo productivo que explota las riquezas naturales para el cultivo de la soja expandido desde el Brasil a Concepción ha aprovechado la estratégica posición geográfica de la zona, la infraestructura vial cuya construcción concluyó en la segunda mitad de los años 90 y el bajo costo de la tierra en comparación con su país de origen.
La extranjerización acelerada de Concepción le cambio su mapa territorial. Tras cada conflicto de tierra o la violencia están grandes empresarios brasileños y los llamados fazendeiros. Las fuerzas de seguridad, la Fiscalía y el gobierno actúan para garantizar la consolidación de este modelo de penetración y colonización extranjera. Las fumigaciones con agrotóxicos lo hacen con custodia policial y militar. Es más importante brindar seguridad a la soja, que garantizar la seguridad alimentaria de las familias paraguayas.
El matadero
El avance de la agricultura mecanizada, consumidora de grandes extensiones de tierra y poca mano de obra, sobre un espacio en que reside un importante número de personas cuyo sustento depende de su terreno, y la fumigación de agroquímicos en los sojales, son factores que han dado lugar a importantes conflictos sociales, así como el desplazamiento campesino.
El modelo productivo que explota las riquezas naturales para el cultivo de la soja expandido desde el Brasil a Concepción ha aprovechado la estratégica posición geográfica de la zona, la infraestructura vial cuya construcción concluyó en la segunda mitad de los años 90 y el bajo costo de la tierra en comparación con su país de origen.
La extranjerización acelerada de Concepción le cambio su mapa territorial. Tras cada conflicto de tierra o la violencia están grandes empresarios brasileños y los llamados fazendeiros. Las fuerzas de seguridad, la Fiscalía y el gobierno actúan para garantizar la consolidación de este modelo de penetración y colonización extranjera. Las fumigaciones con agrotóxicos lo hacen con custodia policial y militar. Es más importante brindar seguridad a la soja, que garantizar la seguridad alimentaria de las familias paraguayas.
El matadero
Ubicada en el centro de una estructura rutera que la conecta con el Chaco al oeste, al sur con el departamento de San Pedro y Asunción y, al este con el departamento de Amambay y el Brasil, Concepción se ha constituido en un punto estratégico para la industria cárnica, al asegurar el traslado de la materia prima de los departamentos mencionados hasta el frigorífico. Esto se constituye en uno de los principales factores que favorecen la extranjerización del departamento de Concepción Tras adquirir en 1997, a orillas del río Paraguay, las instalaciones de un matadero con capacidad de faena diaria de 100 cabezas de ganado, convertido en 1998 en frigorífico Concepción (de capital brasileño) el grupo empresarial apunta al abastecimiento del mercado internacional. En el 2008, según datos oficiales de la Municipalidad de Concepción, se sacrifican por día unos 700 animales, lo que equivale a un promedio mensual de alrededor de 15 mil vacunos (Pereira, 2009).
Datos más recientes (publicados por la empresa en su sitio web) señalan que son faenadas mensualmente unas 40 mil cabezas de ganado, es decir, un promedio de más de 1300 diariamente. Si se considera que en el 2008, cuando se faenaba menos de la mitad de la cifra actual, el frigorífico Concepción invertía mensualmente unos 40 mil millones de guaraníes en la compra de ganado, el gasto de la compañía en ese concepto es ahora fácilmente el doble (Pereira, 2011).
El frigorífico Concepción (hoy el principal exportador de carne de Paraguay y tercero en el ranking de exportadores a nivel nacional, cuyos productos son comercializados en 18 países) ha impulsado la compra de tierras para el desarrollo de la actividad pecuaria por parte de ganaderos brasileños, quienes han encontrado en el precio de la tierra una clara ventaja.
El bajo precio de las propiedades es el principal atractivo que facilita la adquisición de las mismas en la zona ganadera del Norte. Se observa un gran movimiento inmobiliario en la región, donde los inversionistas ofertan sumas considerables por parcelas de terreno, siempre por encima del valor de las mismas, aunque también siempre por debajo del costo normal de las tierras en el Brasil (Vázquez, 2006: pp. 69 – 73). Los Fazendeiros atraídos por este fenómeno invaden el Departamento de Concepción y causan conflictos permanentes con las comunidades campesinas, a quienes buscan echar de sus tierras por la fuerza o con dinero.
Acusados y estigmatizados
Para controlar las protestas sociales y garantizar la imposición del modelo neoliberal en el campo, con el objetivo de ampliar el territorio de la sojización, a todos los que se oponen al avance de este modelo, los acusan de ser del EPP (ejército del pueblo paraguayo). Es la sigla que les sirve para justificar las más crueles atrocidades, deslizar sospechar contra dirigentes, acusarlos, encarcelarnos y asesinarlos. Hacen todo lo contrario de lo que dicen combatir, por lo que es común escuchar a pobladores que dicen “temer más a los militares, a los matones de los narcos, que al EPP”.
Como ejemplo podemos relatar lo que ocurrió en la localidad de Kuruzú de Hierro, ubicada en el distrito de Horqueta, donde los pobladores fueron relacionados con el “Ejército del Pueblo Paraguayo”(EPP). La construcción mediática y política del vinculo con el EPP, automáticamente estigmatiza a la población y se la aplasta.
Las insistentes denuncias realizadas por pobladores de la localidad campesina de Kuruzú de Hierro por fumigación irregular de agroquímicos en el sojal ubicado frente a sus viviendas, habían prosperado en la Fiscalía del Ambiente, la Gobernación de Concepción, el SENAVE y la Justicia, que ordenó la suspensión de la aplicación de plaguicidas como consecuencia de la ausencia de una barrera viva que evite la propagación de agroquímicos hacia las viviendas ubicadas a unos 200 metros de la plantación de soja (Pereira, 2009).
Pero, el 14 de marzo de 2008 aparece, en primera plana de todos los periódicos del país, una noticia relacionada a la quema de un galpón de la estancia “Santa Herminia”, establecimiento en que se encuentra el sojal en cuestión. Los autores de la quema dejaron en el lugar un panfleto en el que se leía: “Ejército del Pueblo Paraguayo, Comando Germán Aguayo. Tierra a los campesinos paraguayos. Quienes matan al pueblo con agrotóxicos pagarán de esta manera” (Queman tractores y galpón en estancia (Diario ABC – Color 14/03/2008).
El propietario del establecimiento, el brasileño Nabor Both, acusó a sus vecinos, los campesinos que lo denunciaron en reiteradas ocasiones por daño al medioambiente, de ser responsables de la quema. El líder de la comunidad, Demetrio Alvarenga, negó esa acusación al tiempo de señalar que la misma podría ser consecuencia de los constantes reclamos realizados a las instituciones oficiales a raíz de los perjuicios ocasionados por las fumigaciones a los pobladores, como enfermedades estomacales, respiratorias y oculares.
Los habitantes de Kuruzú de Hierro no descartaron la posibilidad de que la quema del galpón de la estancia haya sido provocada por los mismos propietarios en que se encuentra el sojal, como una manera de desacreditarlos ante la opinión pública local y nacional, desviando así la atención del problema ambiental (ABC Color, ibídem).
Terroristas
Los campesinos de Kuruzu de Hierro que reivindicaban vivir en un ambiente saludable, fueron vistos luego de la supuesta operación del EPP, como guerrilleros, incluso “terroristas”, pasando casi al olvido su exigencia de adecuar la producción de soja a las leyes ambientales.
A los pobladores se los acusó de delitos como abigeato y otros, en diferentes ocasiones, y algunos de ellos fueron llevados a la penitenciaría regional de Concepción en el marco de uno de los procesos judiciales. Aunque la Justicia desestimó todas las denuncias en su contra, permanece el estigma. Durante los operativos realizados en ocasión del estado de excepción establecido en el 2010, los pobladores de Kuruzú de Hierro estuvieron en la mira permanentemente. Las viviendas de los lugareños fueron allanadas por la Fiscalía en busca de supuestos miembros del EPP.
Fuente: nanduti.com.py
Datos más recientes (publicados por la empresa en su sitio web) señalan que son faenadas mensualmente unas 40 mil cabezas de ganado, es decir, un promedio de más de 1300 diariamente. Si se considera que en el 2008, cuando se faenaba menos de la mitad de la cifra actual, el frigorífico Concepción invertía mensualmente unos 40 mil millones de guaraníes en la compra de ganado, el gasto de la compañía en ese concepto es ahora fácilmente el doble (Pereira, 2011).
El frigorífico Concepción (hoy el principal exportador de carne de Paraguay y tercero en el ranking de exportadores a nivel nacional, cuyos productos son comercializados en 18 países) ha impulsado la compra de tierras para el desarrollo de la actividad pecuaria por parte de ganaderos brasileños, quienes han encontrado en el precio de la tierra una clara ventaja.
El bajo precio de las propiedades es el principal atractivo que facilita la adquisición de las mismas en la zona ganadera del Norte. Se observa un gran movimiento inmobiliario en la región, donde los inversionistas ofertan sumas considerables por parcelas de terreno, siempre por encima del valor de las mismas, aunque también siempre por debajo del costo normal de las tierras en el Brasil (Vázquez, 2006: pp. 69 – 73). Los Fazendeiros atraídos por este fenómeno invaden el Departamento de Concepción y causan conflictos permanentes con las comunidades campesinas, a quienes buscan echar de sus tierras por la fuerza o con dinero.
Acusados y estigmatizados
Para controlar las protestas sociales y garantizar la imposición del modelo neoliberal en el campo, con el objetivo de ampliar el territorio de la sojización, a todos los que se oponen al avance de este modelo, los acusan de ser del EPP (ejército del pueblo paraguayo). Es la sigla que les sirve para justificar las más crueles atrocidades, deslizar sospechar contra dirigentes, acusarlos, encarcelarnos y asesinarlos. Hacen todo lo contrario de lo que dicen combatir, por lo que es común escuchar a pobladores que dicen “temer más a los militares, a los matones de los narcos, que al EPP”.
Como ejemplo podemos relatar lo que ocurrió en la localidad de Kuruzú de Hierro, ubicada en el distrito de Horqueta, donde los pobladores fueron relacionados con el “Ejército del Pueblo Paraguayo”(EPP). La construcción mediática y política del vinculo con el EPP, automáticamente estigmatiza a la población y se la aplasta.
Las insistentes denuncias realizadas por pobladores de la localidad campesina de Kuruzú de Hierro por fumigación irregular de agroquímicos en el sojal ubicado frente a sus viviendas, habían prosperado en la Fiscalía del Ambiente, la Gobernación de Concepción, el SENAVE y la Justicia, que ordenó la suspensión de la aplicación de plaguicidas como consecuencia de la ausencia de una barrera viva que evite la propagación de agroquímicos hacia las viviendas ubicadas a unos 200 metros de la plantación de soja (Pereira, 2009).
Pero, el 14 de marzo de 2008 aparece, en primera plana de todos los periódicos del país, una noticia relacionada a la quema de un galpón de la estancia “Santa Herminia”, establecimiento en que se encuentra el sojal en cuestión. Los autores de la quema dejaron en el lugar un panfleto en el que se leía: “Ejército del Pueblo Paraguayo, Comando Germán Aguayo. Tierra a los campesinos paraguayos. Quienes matan al pueblo con agrotóxicos pagarán de esta manera” (Queman tractores y galpón en estancia (Diario ABC – Color 14/03/2008).
El propietario del establecimiento, el brasileño Nabor Both, acusó a sus vecinos, los campesinos que lo denunciaron en reiteradas ocasiones por daño al medioambiente, de ser responsables de la quema. El líder de la comunidad, Demetrio Alvarenga, negó esa acusación al tiempo de señalar que la misma podría ser consecuencia de los constantes reclamos realizados a las instituciones oficiales a raíz de los perjuicios ocasionados por las fumigaciones a los pobladores, como enfermedades estomacales, respiratorias y oculares.
Los habitantes de Kuruzú de Hierro no descartaron la posibilidad de que la quema del galpón de la estancia haya sido provocada por los mismos propietarios en que se encuentra el sojal, como una manera de desacreditarlos ante la opinión pública local y nacional, desviando así la atención del problema ambiental (ABC Color, ibídem).
Terroristas
Los campesinos de Kuruzu de Hierro que reivindicaban vivir en un ambiente saludable, fueron vistos luego de la supuesta operación del EPP, como guerrilleros, incluso “terroristas”, pasando casi al olvido su exigencia de adecuar la producción de soja a las leyes ambientales.
A los pobladores se los acusó de delitos como abigeato y otros, en diferentes ocasiones, y algunos de ellos fueron llevados a la penitenciaría regional de Concepción en el marco de uno de los procesos judiciales. Aunque la Justicia desestimó todas las denuncias en su contra, permanece el estigma. Durante los operativos realizados en ocasión del estado de excepción establecido en el 2010, los pobladores de Kuruzú de Hierro estuvieron en la mira permanentemente. Las viviendas de los lugareños fueron allanadas por la Fiscalía en busca de supuestos miembros del EPP.
Fuente: nanduti.com.py
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