El vicario de Concepción, Mons. Pablo Cáceres, espera que el papa Francisco traiga esperanza, conversión y que tras su visita haya más equidad en el Paraguay.
“Hay demasiados pobres frente a una cúpula pequeña que tiene poder y dinero”, indicó. Dijo que en el Norte mandan los narcoganaderos Luis C. Da Rocha (prófugo) y Jarvis Chimenes Pavão (preso).
Siempre polémico en sus declaraciones, Mons. Cáceres, para muchos protector del EPP, ayer se refirió a la expectativa del Norte con respecto a la visita del Papa al Paraguay. El sacerdote participó de un encuentro de delegados pastorales en el Seminario Metropolitano y en una de las pausas habló con la prensa.
Cáceres indicó que se está convocando a todas las comunidades para reflexionar sobre la situación de la propia Iglesia. Explicó que la presencia del Papa será muy importante, pero aclaró que lo que se debe planear es qué hacer después de su visita y cómo encaminar el desafío de cambiar la sociedad.
Explicó que su presencia va a generar mucha euforia y se le recibirá con banderitas, pero lo que importa es lo que queda.
Preguntado acerca de qué espera el Norte que el Papa diga, indicó que él debe ser un camino para la conversión y revertir la inequidad. “El Norte sufre una inequidad terrible y escandalosa. Hay una masa muy grande de pobres, miserables y una cúpula que tiene el poder económico, político; que compra ese poder político; maneja el dinero, y en ese sentido esperamos una conversión.
Cuando le hicimos notar que el Norte transmite miedo e inseguridad, porque allí están el EPP y la ACA, indicó que esos grupos están, pero que el problema principal es la inequidad; hay demasiados pobres frente a unos pocos que tienen todo: dinero y oportunidades.
“La gente se da cuenta de esa situación y también reclama dignidad. Si no accede a los beneficios, la tentación es buscar a su modo una mejor vida y uno de los modos es la violencia. Ellos quieren comer como esa cúpula poderosa y comer lo que ellos comen”, apuntó.
En otro momento, Cáceres sostuvo que mucha gente quiere hacer aparecer al EPP y a la ACA como los únicos problemas y tampoco lo son. Agregó que los norteños temen al gran poder que genera el narcotráfico, la narcoganadería y narcopolítica, que ya se han cobrado la vida de 1.000 personas en la zona en menos de cinco años.
Narcoganaderos
Cuando le pedimos los nombres de los narcoganaderos ni dudó en afirmar “Luis Carlos Da Rocha (prófugo) y Jarvis Chimenes Pavão (en la cárcel) que tienen a las personas que manejan la zona. Los ganaderos hacen negocio con ellos. Conozco esa realidad porque hace 37 años que estoy en el Norte y conozco casa por casa a la gente, porque soy cura rural”, apuntó.
Preguntado qué opina de los capitalistas que se niegan a ir al Norte porque no transmite seguridad, explicó que la pobreza no va por ese camino. “Uno de los problemas es el narcotráfico porque divide y mata; crea comunidades desoladas, migración; el rollotráfico, en cambio, destruye; está la falta de tierra.
En los últimos años apareció la sojización y es terrible porque genera comunidades desoladas; los vecinos de los sojeros no viven tranquilos y crea incomodidad, un ambiente de violencia”, indicó. “Las comunidades organizadas se dan cuenta que el éxodo responde a ese modelo de agricultura y reaccionan; piden que se vayan. Los sojeros son brasileños, menonitas y adinerados. Soja y gente no pueden vivir juntos”, resaltó.
Cuando le indicamos que poco o nada servirá la visita de Papa ante el panorama que pinta, indicó que si el Papa no aborda el tema de la justicia y la inequidad, “no digo que va a fracasar su visita, pero va a ser un barniz a la realidad y no va a dejar una consecuencia posterior a su venida”. Añadió que la Iglesia busca la conversión, que la gente se dé cuenta de que esa injusticia que vive es pecado. “La inequidad es pecado, algo que denigra. La pobreza destruye y mata”, concluyó.
ABC
Cuando le indicamos que poco o nada servirá la visita de Papa ante el panorama que pinta, indicó que si el Papa no aborda el tema de la justicia y la inequidad, “no digo que va a fracasar su visita, pero va a ser un barniz a la realidad y no va a dejar una consecuencia posterior a su venida”. Añadió que la Iglesia busca la conversión, que la gente se dé cuenta de que esa injusticia que vive es pecado. “La inequidad es pecado, algo que denigra. La pobreza destruye y mata”, concluyó.
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