La población de Puerto Casado creció a la sombra de la fábrica de la empresa taninera argentina. 100 años atrás el sitio era un desierto en medio de la inmensidad, pero el funcionamiento de la fábrica de Carlos Casado SA fue aglutinando gente en el lugar.
Carlos Casado SA desapareció formalmente en el año 2000. Paulatinamente la fábrica fue cayendo a pedazos y los que quedaron en la ciudad eran aquellos que no tenían oportunidad para una vida mejor.
Antes de retirarse definitivamente, la empresa donó al municipio tres fracciones de tierra: el casco urbano, un predio de 1.200 hectáreas y otro de 1.500 hectáreas.
La intención era establecer áreas para el desarrollo de actividades agropecuarias. Las fracciones superiores nunca se utilizaron en producción, salvo para robar postes, y los lotes en la ciudad pertenecen a la Municipalidad que aún no trasfiere la tierra a sus ocupantes.
Este lapso que viene desde el 2000 fue turbulento y despiadado. Políticos que controlan la suerte de la ciudad impidieron el desarrollo de la firma coreana Victoria SA, única inversión privada de envergadura en toda la ribera del río Paraguay.
Un grupo de delincuentes tomo la bandera de “tierra propia” para ocultar el pillaje, el hostigamiento y los sabotajes contra unidades productivas de la empresa extranjera. Este es el momento en que no devuelven a Victoria SA sus instalaciones, oficinas y viviendas en Puerto Casado. La empresa pretende establecer un nuevo relacionamiento con la población de Puerto Casado.
La nueva comisión directiva, cuyo presidente a Thomas Fiel, busca implementar un proyecto de producción de carbón vegetal, con la construcción de 20 hornos que darán trabajo directo a 80 jefes de familia.El plan cuenta con los permisos ambientales necesarios y se dispone de suficiente materia prima, sin necesidad de afectar montes naturales.
El problema es que se ven obligados a trabajar en la calle, porque el espacio físico que les pertenece se encuentra ocupado por la fuerza por seguidores de Francisco Dick.
Esta circunstancia afecta notablemente las posibilidades de una reapertura de las actividades de Victoria SA en Puerto Casado; es decir, la gente seguirá sin trabajo.
La empresa donó 30 mil hectáreas de tierra al Estado paraguayo, pero ninguno de los reclamaba un lote propio se presentó a trabajar una tierra que ya les pertenece.
En Puerto Casado se necesita trabajo, no tierra. Ya se tiene suficiente con las fracciones donadas por Carlos Casado SA y por Victoria SA.
El desafío es otorgar las garantías necesarias para evitar que el grupo de delincuentes que controla el poder político siga impidiendo trabajar a los casadeños.
Ya es hora de trabajar.