Dos tumbas del cementerio de la localidad de Costa Alegre, distante unos 15 kilómetros al norte de esta ciudad, fueron profanadas por desconocidos.
Las tumbas afectadas corresponden a Alejandro Ruiz Bogarín, fallecido el 29 de junio de 2005, y a su hijo Angel Ruiz Niz, quien murió el 11 de setiembre de 2001. La señora Hilaria Niz, esposa y madre de los nombrados, dijo que le contaron lo sucedido “el jueves a la tarde, por intermedio de uno de los vecinos del lugar. “Mi hija y yo fuimos hasta el cementerio y allí vimos que se violentaron las tumbas de mi marido y de mi hijo”, comentó.
Contó que el pasado sábado 3 de mayo fue la última vez que visitó el cementerio, y que el lunes varios vecinos fueron al camposanto y todo estaba en orden aún, por lo que cree que el hecho sucedió entre el martes y miércoles a la noche. “Me parece extraño que las dos tumbas forzadas sean justo de mi marido y de mi hijo. Nosotros no tenemos problemas con nadie y no sé a quién responsabilizar de lo sucedido”, señaló.
El local más cercano al cementerio es una granja, cuyos encargados no escucharon nada en los últimos días, según los datos. La denuncia fue realizada ante un policía que se encuentra en el puesto de Romero Potrero, lugar donde vive la familia de los fallecidos.
Pero el agente, de apellido Franco, según denunció la señora Hilaria Niz, le dijo que montaría guardia en el cementerio y que así podría detener a los responsables del hecho y que nuevamente proceda a cerrar las tumbas violentadas, hecho que motivó a la afectada a trasladarse a Concepción a realizar la denuncia en la sección Investigación de Delitos, que elevó los antecedentes a la Fiscalía.