
El intendente de Bahía Negra, Christian Benítez Martí, deambuló durante 15 días por los pasillos del Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones (MOPC) tratando de entrevistarse con su titular, Efraín Alegre. Viajó 850 kilómetros para tratar de coordinar acciones con técnicos de esa cartera, a fin de arreglar un tramo de 500 metros del terraplenado que comunica la comunidad con el departamento. Su misión resultó infructuosa, porque el ministro, por más que le dio audiencia, nunca le recibió y volvió para allá con las manos vacías. Consecuencia de esa indiferencia, la población debe seguir aislada, y quién sabe por cuánto tiempo ya que el distrito es el más distante del departamento de Alto Paraguay. De hecho, esta extensa región es la más abandonada por el Estado y si bien, en los últimos tiempos, se sucedieron las visitas de autoridades y hasta tuvieron un día de gobierno, Fernando Lugo y todos sus ministros solo dejaron un cargamento de promesas que hoy se dispersan en el inmenso y triste paisaje chaqueño.
CASTIGO
El intendente Benítez lamentó el castigo al que está sometido el distrito. “No puedo entender cómo (el ministro Alegre) no tiene diez minutos para coordinar el trabajo, porque no pedimos que el Ministerio ponga todo, nosotros tenemos para aportar nuestra contraparte”, aclaró. Explicó que ese tramo, por más corto que sea, le aísla por tierra de las demás comunidades por donde circulan vehículos y animales. El lugar se llama “Yiya” y está a unos 20 kilómetros de Bahía Negra, por lo que se hace difícil mantener en el sitio en forma permanente el tractor de la Municipalidad. Para peor, según las declaraciones del intendente Benítez, tampoco reciben ayuda de la Gobernación de Alto Paraguay porque son de diferentes partidos.
AVANZAN LOS BRASILEÑOS
Otra preocupación de la autoridad local es el avance de los ganaderos brasileños que ya están peleando hasta a los indígenas sus tierras para convertirlas en campos de pastaje. Reveló que no cuenta con ninguna herramienta legal ni recibe apoyo del Gobierno central para controlar el ingreso de los brasileños. “No tenemos oficina de fiscalía, ni de la Secretaría del Ambiente, ni Migraciones, somos un pueblo olvidado”, remató.