Cada vez resalta más la desconfianza existente entre policías y militares que participan del operativo conjunto “Py’aguapy” para capturar a los miembros del EPP. Ayer el titular de la base aérea de Concepción calificó de “infantil” la actitud de los agentes de retirar su helicóptero tras negarse a ser controlados en la entrada.
“Ellos llegaron en una patrullera. En la entrada les detuvieron los guardias para controlarles, por lo que aparentemente se enojaron”, señaló Domínguez.
“Esos efectivos militares solo cumplían con su trabajo y, en vez de colaborar, los policías se enojaron; no entiendo por qué”, agregó.
El jefe militar recordó que ante tal situación, los pilotos españoles optaron por bajar del móvil policial y caminar hasta donde estaba la nave, pero los agentes permanecieron en la entrada y reprocharon a los militares el hecho de que supuestamente no cooperen en una misión que es conjunta. Posteriormente, se retiraron del sitio y elaboraron un memorándum explicando lo acontecido.
A raíz del incidente y alegando una supuesta “orden superior”, el helicóptero fue sacado de la base militar y depositado en la cancha del Club de Oficiales de la Policía, en Concepción. Esta determinación habría provenido del Crio. Gral. Victorino Martínez, jefe de servicio de las tareas conjuntas de la Policía Nacional en la Región Oriental y representante ante los militares.
Intentan ocultar información
Tanto oficiales superiores de la Policía Nacional como de las Fuerzas Armadas que fueron consultados sobre el incidente intentaron ocultar lo que pasó en la base aérea de Concepción.
Sin embargo, la cautela con la que se manejó la información hace suponer que representantes de ambas fuerzas intentaron evitar recrudecer las tensas relaciones entre las fuerzas conjuntas.
Dan señales de distanciamiento
Los efectivos de la Policía Nacional y las Fuerzas Armadas que participan del operativo conjunto se encuentran enfrentados desde el domingo último, cuando un contingente de 350 efectivos castrenses atropellaron la subcomisaría 27ª de Hugua Ñandu, golpearon a los agentes destacados y a dos cocineras, para después saquear la dependencia.
Tras el descabellado procedimiento, los militares intentaron justificar su actuación, pero cayeron en numerosas contradicciones al exponer sus argumentos.
A partir de entonces se nota que hay un distanciamiento entre las fuerzas conjuntas que operan en el Norte del país.