A más de los Gs. 1000 millones que permanecen como “premio” por la captura de Osvaldo Villalba y otros dos o tres “pesos pesados” del EPP, ahora ofrecen Gs. 100 millones por cada uno de los 7 nuevos sospechosos de formar parte del grupo armado.
Supuestamente garantizan reserva y confidencialidad, pero los hechos demuestran totalmente lo contrario. No solo porque las mismas autoridades policiales en reiteradas ocasiones indicaron que habría policías de la zona norte del país implicados en las andanzas del EPP, sino porque ajusticiamientos de anteriores informantes así lo dejan al descubierto.
El docente Hugo Zárate Ortiz habría sido asesinado en setiembre del 2010, supuestamente por integrantes del EPP, en Sidepar, Departamento de Canindeyú, ocasión en la que recibió un escopetazo en pleno rostro, frente a su vivienda.
Ortiz habría aportado datos a los investigadores acerca de una nueva célula del EPP que se formaba en la zona de Sidepar. La reserva no fue tal que terminó con su muerte.
El otro caso y uno de los más representativos por la crueldad demostrada por los autores del asesinato, fue la muerte de Eusebia Maíz, tía de dos integrantes reconocidos del EPP, Bernardo y Antonio Maíz.
La mujer había dejado que una agente policial ingrese de encubierto en el seno de su familia, incluso asentándose en su vivienda de Azote´y para obtener datos que a la postre había derivado en la detención de un importante sujeto del grupo armado.
La respuesta del EPP no se hizo esperar para la informante con confidencialidad garantizada, quien fue asesinada brutalmente frente a su hijo de 6 años que intentó ayudarla mordiendo a uno de los atacantes.
A más de los disparos recibidos por la mujer, le pusieron una banana con dinamita en la boca, para al hacerla estallar dejar un claro mensaje para quienes osen ayudar a la policía .
Estos son lo dos casos más representativos pero habría otros ligados a la falta de protección que el ministerio del Interior brinda a los informantes a quines a más de un buen monto de dinero, ofrecen seguridad.
Fuente: La nacion