Luego de siete años de estudio en Cuba, gracias a una beca, Zulma Ocampos se convirtió en la primera profesional universitaria de Agüerito. Hoy ella es la única médica del lugar y ejemplo para otros chicos.
Zulma (28) es la doctora que tiene a su cargo la Unidad de Salud de la Familia (USF) o puesto de atención primaria de la salud que existe en la comunidad de Agüerito.Ella tenía 9 años, cuando le tocó vivir bajo carpas, dentro de las tierras de La Mate Larangeira, Horqueta (Concepción) que ocuparon varias familias de la zona, entre ellas, la suya.
La experiencia le significó afrontar desalojos, huelga de hambre y sobrellevar la detención de su padre, Andrés Ocampos, quien, acusado de invasor de tierra, estuvo preso varios meses.
En el ?92 el Gobierno de entonces adquirió las más de 3.000 hectáreas en San Pedro, donde fueron trasladadas las familias de Agüerito, que decidieron denominar con este nombra a la comunidad que hoy tiene más de 18 años.
Zulma veía entonces a sus padres solo en vacaciones, porque en el asentamiento la primera escuela solo contaba con algunos grados.
EJEMPLO.
De ex niña sintierra, hoy, gracias a cupos de beca otorgados por el Partido Comunista cubano a los partidos políticos paraguayos, ella accedió a la oportunidad de estudiar medicina en el país caribeño y se graduó como médica generalista.
Después de 7 años allá, regresó al Paraguay en el 2008. Realizó pasantía en el hospital de Santaní, para obtener su registro profesional, y solicitar su designación en el puesto de salud de la comunidad donde creció y a la que actualmente sirve con satisfacción.
"Nuestro compromiso es velar por la salud de los habitantes de esta comunidad y de las otras que están en los alrededores, que sumarían unas 3 mil personas", aclara, refiriéndose a Tava Guaraní, 10 de Agosto, Curupayty y Karapai, los famosos asentamientos que algunos califican como "territorio liberado".
"En estos momentos asistimos a unas 2.800 personas. Atendemos enfermedades crónicas y solo parto de urgencia. Cuando alguien precisa internación, lo derivamos a Santa Rosa. Disponemos de medicamentos, pero a medias", dice.
"SIEMPRE SE HABLA DE ESTA ZONA, COMO SI TODOS FUÉRAMOS GUERRILLEROS.
Sin embargo, somos campesinos que trabajan la tierra y que busca su mejoría en todo sentido, y, sobre todo, que luchan por sus derechos: mejor educación, salud en su comunidad. Simplemente, derechos humanos básicos", manifiesta. Zulma lamenta que esa imagen se haya proyectado de ellos. Por eso, dice, "siempre es necesario que vengan las autoridades", a comprobar la información.
LA COMUNIDAD QUE VENCIÓ EL AISLAMIENTO
La historia de Agüerito está marcada por una larga lucha que se inició en el periodo de transición democrática, a principio de los 90.
Incluyó un año de trámites legales, un fuerte desalojo –ejecutado por militares– de las tierras que los campesinos ocuparon originalmente, en la localidad del mismo nombre en Horqueta, Concepción. Conservando el mismo nombre, las familias de Agüerito de Concepción fueron reubicadas en San Pedro, en pocos más de 3 mil hectáreas, que hoy forman la comunidad.
Allí vivieron dos años hacinados en un campamento que abarcaba 4 mil metros. No había agua, bebían de los esterales. Tampoco existía el camino que actualmente les comunica con la ciudad de Santa Rosa del Aguaray.
Por años los campesinos padecieron el aislamiento. En estas condiciones adoptaron un sistema comunitario para sobrevivir. Hasta hoy trabajan en forma asociativa. Las decisiones se toman en asamblea, dirigida por una asociación que los agrupa.
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