CONCEPCIÓN (ABC). La fiscala de Concepción Sonia del Carmen Sanguinés pidió una pericia paralela sobre el supuesto ataque del EPP a la Agrupación Táctica Regional de Hugua Ñandu, por desconfianza hacia la cúpula policial, que quiere presentar el hecho como un incidente entre los agentes.
Según la comandancia, solo hubo un tiro accidental entre los efectivos y estos se encontraban ebrios. La unidad fiscal número 2 de Concepción, a cargo de Sonia Sanguinés, solicitó un peritaje balístico y planimétrico con profesionales del Ministerio Público, para tener otra perspectiva sobre la balacera registrada en la noche del lunes 24 de octubre pasado en la Agrupación Táctica Regional, donde fueron heridos dos suboficiales.
El pedido se origina en la duda que sembraron el ministro del Interior Carlos
Filizzola y la cúpula policial, acerca de que supuestamente no fue un atentado,
sino un incidente entre los propios uniformados.
Además, el Gobierno insiste en que los policías de Hugua Ñandu estaban alcoholizados y que inventaron la historia luego de una indisciplina grave.
Sin embargo, llamativamente la Policía nunca ordenó pruebas de alcoholemia a los agentes para validar su versión.
Pruebas contundentes
Pero para el Ministerio Público son contundentes los elementos y sostiene que, efectivamente, los policías fueron atacados. Las dos cartas atribuidas al EPP, halladas precisamente en la zona desde donde habrían provenido los disparos, refuerzan la hipótesis de un nuevo atentado del grupo armado.
Ante esta situación fue que Sanguinés pidió una pericia paralela, para evitar que la cúpula policial presione a los peritos de la institución a avalar la “versión oficial” que intentan difundir, conforme a los datos.
La fiscala adelantó que se hará una reconstrucción de los hechos, como un anticipo jurisdiccional de pruebas.
Asimismo, añadió que por los indicios recogidos es evidente que se efectuaron varios disparos aquella noche.
De este modo, la representante del Ministerio Público volvió a refutar la versión del Ministerio del Interior y la cúpula policial, de que supuestamente a uno de los uniformados se le escapó un disparo.
Según el argumento esgrimido por el Gobierno, fue ese único proyectil el que hirió en el cuello al suboficial 2º Fidel Maldonado y en el muslo al suboficial ayudante Silvio León, además de atravesar el asiento de la patrullera y agarrar de refilón a un tercer policía, el suboficial ayudante Emilio Insfrán.
“No tenían olor a alcohol”
El doctor Óscar Miranda, director del hospital regional de Concepción y quien socorrió a los policías heridos en el ataque, aseguró que los efectivos no tenían olor alguno a alcohol cuando arribaron al centro asistencial.
“Con quien hablé fue con Silvio León, pero no pude percibir en su aliento alcohol. Generalmente, si es que alguien consumió algún tipo de bebida alcohólica, se detecta enseguida. También me acerqué a Fidel Maldonado y tampoco tenía olor a alcohol”, explicó.
Llamativamente, hasta ayer la comandancia de la Policía ni siquiera había solicitado la ficha médica de los policías que fueron asistidos en el hospital.
Además, el Gobierno insiste en que los policías de Hugua Ñandu estaban alcoholizados y que inventaron la historia luego de una indisciplina grave.
Sin embargo, llamativamente la Policía nunca ordenó pruebas de alcoholemia a los agentes para validar su versión.
Pruebas contundentes
Pero para el Ministerio Público son contundentes los elementos y sostiene que, efectivamente, los policías fueron atacados. Las dos cartas atribuidas al EPP, halladas precisamente en la zona desde donde habrían provenido los disparos, refuerzan la hipótesis de un nuevo atentado del grupo armado.
Ante esta situación fue que Sanguinés pidió una pericia paralela, para evitar que la cúpula policial presione a los peritos de la institución a avalar la “versión oficial” que intentan difundir, conforme a los datos.
La fiscala adelantó que se hará una reconstrucción de los hechos, como un anticipo jurisdiccional de pruebas.
Asimismo, añadió que por los indicios recogidos es evidente que se efectuaron varios disparos aquella noche.
De este modo, la representante del Ministerio Público volvió a refutar la versión del Ministerio del Interior y la cúpula policial, de que supuestamente a uno de los uniformados se le escapó un disparo.
Según el argumento esgrimido por el Gobierno, fue ese único proyectil el que hirió en el cuello al suboficial 2º Fidel Maldonado y en el muslo al suboficial ayudante Silvio León, además de atravesar el asiento de la patrullera y agarrar de refilón a un tercer policía, el suboficial ayudante Emilio Insfrán.
“No tenían olor a alcohol”
El doctor Óscar Miranda, director del hospital regional de Concepción y quien socorrió a los policías heridos en el ataque, aseguró que los efectivos no tenían olor alguno a alcohol cuando arribaron al centro asistencial.
“Con quien hablé fue con Silvio León, pero no pude percibir en su aliento alcohol. Generalmente, si es que alguien consumió algún tipo de bebida alcohólica, se detecta enseguida. También me acerqué a Fidel Maldonado y tampoco tenía olor a alcohol”, explicó.
Llamativamente, hasta ayer la comandancia de la Policía ni siquiera había solicitado la ficha médica de los policías que fueron asistidos en el hospital.
Nuevo
rumor sobre Magna
Ayer, nuevamente,
trascendió la versión de que la cabecilla del EPP Magna Meza habría sido
herida o muerta en el último ataque a la subcomisaría de Capitán Giménez.
Sin embargo, el ministro
Carlos Filizzola dijo que ese mismo rumor ya había surgido hace un mes.
Genara Vargas de Casco,
madre del suboficial asesinado Vicente Casco, había sido la primera en divulgar
esa versión.
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