“A mi hermano lo ejecutaron”, declaró ayer Gloria Piñánez, hermana del capitán de Ingeniería Enrique Daniel Piñánez Ciancio, muerto en la explosión de una bomba en la noche del pasado miércoles en Cuero Fresco, Concepción.
La mujer pidió además al ministro de la Senad, Luis Rojas, y a otras autoridades que digan la verdad acerca del confuso episodio en el que murieron el uniformado, otro camarada y dos resultaron heridos.
Gloria Piñánez señala que pudo tratarse de una ejecución lo sucedido con su hermano y el suboficial de Infantería José González Ferreira, el otro fallecido, porque sabía mucho por haber sido integrante de la inteligencia militar. No descartó que se trate de una quema de archivo, por datos que manejaba.
“No creemos en la versión oficial, porque hay mucha duda en la forma en que ocurrió el hecho. Tenemos derecho a saber lo que pasó para que mi hermano descanse en paz. Él era excelente y amaba lo que hacía”, señaló, al recordar que el uniformado era uno de los mejores explosivistas de la milicia.
Rojas, al igual que el fiscal de la causa, Joel Cazal, señalaron que el móvil en el que viajaban los uniformados, el agente especial de la Senad, Juan Jara, y un cuarto acompañante, se encontró casualmente con un motociclista que fue reconocido como un miembro del ala logística de la Agrupación Campesina Armada (ACA), liderado por los hermanos Albino y Alfredo Jara Larrea.
Juan Jara, que iba de conductor, retrocedió cuando el cuarto acompañante reconoció al motociclista; bajó del rodado y al intentar detener al hombre, este arrojó una mochila en la que supuestamente llevaba explosivos, que detonaron contra el rodado, causando la muerte del militar y el policía, mientras que los otros resultaron con heridas leves.
“Es imposible que mi hermano haya tomado la mochila con bombas, como se dijo. Es una persona muy preparada y no creo que haya manipulado un artefacto explosivo dentro del vehículo. Él sabía mucho del Norte, se unió a la Fuerza de Tarea Conjunta por su trabajo. Era el principal desactivador de artefactos que dejaban los miembros del EPP”, señaló Gloria Piñánez.
Dijo que cuando a su hermano le hablaban de explosivos, él ya enloquecía. “Amaba lo que hacía”, describió la mujer, quien no ocultó su indignación por la ausencia de autoridades de las Fuerzas Armadas durante el velorio y el sepelio del uniformado. Cuestionó la forma en que el agente la Senad y el acompañante, cuya existencia negaron al principio, lograron salir casi ilesos.
Roberto Piñánez, también explosivista, elogió el trabajo del capitán. “Iba a combatir por patriotismo y porque amaba su profesión; se desempeñaba impecablemente”, señaló el hermano.
Fuente: UH
Gloria Piñánez señala que pudo tratarse de una ejecución lo sucedido con su hermano y el suboficial de Infantería José González Ferreira, el otro fallecido, porque sabía mucho por haber sido integrante de la inteligencia militar. No descartó que se trate de una quema de archivo, por datos que manejaba.
“No creemos en la versión oficial, porque hay mucha duda en la forma en que ocurrió el hecho. Tenemos derecho a saber lo que pasó para que mi hermano descanse en paz. Él era excelente y amaba lo que hacía”, señaló, al recordar que el uniformado era uno de los mejores explosivistas de la milicia.
Rojas, al igual que el fiscal de la causa, Joel Cazal, señalaron que el móvil en el que viajaban los uniformados, el agente especial de la Senad, Juan Jara, y un cuarto acompañante, se encontró casualmente con un motociclista que fue reconocido como un miembro del ala logística de la Agrupación Campesina Armada (ACA), liderado por los hermanos Albino y Alfredo Jara Larrea.
Juan Jara, que iba de conductor, retrocedió cuando el cuarto acompañante reconoció al motociclista; bajó del rodado y al intentar detener al hombre, este arrojó una mochila en la que supuestamente llevaba explosivos, que detonaron contra el rodado, causando la muerte del militar y el policía, mientras que los otros resultaron con heridas leves.
“Es imposible que mi hermano haya tomado la mochila con bombas, como se dijo. Es una persona muy preparada y no creo que haya manipulado un artefacto explosivo dentro del vehículo. Él sabía mucho del Norte, se unió a la Fuerza de Tarea Conjunta por su trabajo. Era el principal desactivador de artefactos que dejaban los miembros del EPP”, señaló Gloria Piñánez.
Dijo que cuando a su hermano le hablaban de explosivos, él ya enloquecía. “Amaba lo que hacía”, describió la mujer, quien no ocultó su indignación por la ausencia de autoridades de las Fuerzas Armadas durante el velorio y el sepelio del uniformado. Cuestionó la forma en que el agente la Senad y el acompañante, cuya existencia negaron al principio, lograron salir casi ilesos.
Roberto Piñánez, también explosivista, elogió el trabajo del capitán. “Iba a combatir por patriotismo y porque amaba su profesión; se desempeñaba impecablemente”, señaló el hermano.
Fuente: UH
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