Concepcion.- (Corresponsal ABC)
El Ejército del Pueblo Paraguayo sigue libre. Las fuerzas de seguridad no lograron mayores resultados. El fracaso es responsabilidad de la ineptitud del liderazgo político para dirigir las acciones contra el grupo delictivo.
La Fuerza de Tareas Conjunta, finalmente, abandonó la base montada en Hugua Ñandu. Los efectivos militares se replegaron a la ciudad de Concepción, tomando como sede el cuartel del R.I 10 “Sauce”.
Llegaron a la zona el 22 de enero, luego de la liberación de Fidel Zavala. La Fuerza de Tareas Conjunta tiene como misión apoyar la tarea de la Fuerza de Operaciones Especializadas de la Policía (FOPE).
En rigor, la Policía Nacional lleva a cabo las intervenciones y la Fuerza de Tareas asume la responsabilidad de establecer un perímetro de seguridad, sobre todo en zonas boscosas.
Las incursiones de los efectivos de la Policía Nacional en los montes que rodean a Hugua Ñandu fueron un fracaso, no porque los hombres de la FOPE fueran incapaces, sino más bien por la ineptitud de los jefes policiales.
El entrenamiento de la FOPE es excelente, son miembros de una unidad de élite, armados y equipados para enfrentar situaciones urbanas. La FOPE no está preparada para lidiar en los montes; sin embargo, los responsables de la Comisión de Crisis resolvieron enviar a un sitio equivocado, a hombres equivocados.
Luego vinieron las consecuencias: muchos de los agentes policiales no soportaron el rigor del monte, fueron afectados por insolaciones, deshidratación, problemas gástricos y reacciones alérgicas a picaduras de insectos.
Efecto mediático
El Ministerio del Interior manejó con cautela la presencia de las fuerzas de seguridad del Estado en Concepción; mientras Fidel Zavala estuvo secuestrado era absolutamente prudente mantener alejados a efectivos policiales y militares.
En procura de dar la impresión de que el Gobierno podía tomar la iniciativa, el ministro Rafael Filizzola resolvió enviar agentes de la FOPE.
Los oficiales superiores de la Policía Nacional debieron advertir al secretario de Estado que estaba cometiendo un error, pero no lo hicieron.
Se obtuvo un efecto mediático: medios de prensa informando en forma profusa que agentes especializados de la Policía Nacional partían para enfrentar al Ejército del Pueblo Paraguayo, se entregaron armas, uniformes nuevos y proyectiles.
Era una forma de ganar tiempo ante los reclamos de una opinión pública de acciones directas contra los delincuentes del Ejército del Pueblo Paraguayo.
La falta de planificación, la carencia de un sistema de inteligencia y el error de introducir a la FOPE en el monte quedaron al desnudo cuando se liberó a Fidel Zavala.
Era el momento de dar respuestas y demostrar resultados. Si ya fueron los mejores de la Policía Nacional, ¿por qué el Ejército del Pueblo Paraguayo seguía libre, con sus líderes teniendo los bolsillos repletos de dinero del secuestro?
Ahora los militares
Llegó la hora de los militares. Bastaron 16 días de permanencia en Hugua Ñandu para que se tome la decisión de replegarlos a Concepción. La impresión generalizada era que los militares tienen las condiciones necesarias para enfrentar al Ejército del Pueblo Paraguayo.
De hecho, técnicamente es así: armas adecuadas, entrenamiento adecuado, logística suficiente. Pero este es el momento en que tampoco con los militares se obtienen resultados favorables: el EPP sigue libre y se pega el lujo de seguir amenazando.
El tiempo que Fidel Zavala estuvo secuestrado, efectivos de élite de la Fuerza de Tareas Conjunta se entrenó duro, porque era un secreto a voces que sería desplegado en Concepción.
Buena parte de los preparativos se encuadran en los manuales de enfrentamiento convencional: operaciones helitransportadas, infiltraciones, patrullas acuáticas. El Ejército del Pueblo Paraguayo no es un enemigo convencional, no existe un frente de combate. ¿Dónde está el error? El gran déficit, intolerable, del Ministerio del Interior y el Ministerio de Defensa es la carencia de un sistema de inteligencia.
El resultado es el trabajo a ciegas de las fuerzas de seguridad. Serán buenos profesionales, pero no saben dónde golpear.