El ex miembro del EPP Anastacio Rodríguez Silva, informante de los militares, es primo de la docente Rosa Giménez, dueña de la casa atropellada por los efectivos en Hugua Ñandu. El ex guerrillero, supuestamente, suministró información errónea justamente para provocar el conflicto entre las fuerzas conjuntas.
Según una fuente, el ex integrante del Ejército del Pueblo Paraguayo, Anastacio Rodríguez Silva (31), pasó informaciones erróneas a los agentes del servicio de inteligencia militar justamente para que atropellen la casa de su prima, la docente Rosa Giménez, donde se celebraba la fiesta de 15 años de una de sus hijas.
En el festejo supuestamente iba a estar presente la secuestradora Magna Meza.
Los militares creyeron la versión del ex guerrillero, quien en principio les dijo que la fiesta se iba a desarrollar a 270 metros de la subcomisaría 27ª, pero al final el lugar fue cambiado.
Conforme a los datos, cuando el contingente militar ingresó al desvío a la zona, en el cruce Calle 15, en el kilómetro 71 de la Ruta V, recibieron una comunicación por radio en la que se corregía el lugar exacto donde se iba a llevar a cabo la fiesta, que fue la casa de la prima de sus informantes.
Novio policía
Otro dato revelador es que los militares atropellaron la subcomisaría 27ª porque la nueva pareja de la docente Rosa Giménez es un suboficial de nombre Ramón Avalos, quien está a cargo de la Jefatura de Policía de Concepción y se encontraba de servicio en Hugua Ñandu.
Según los informes recabados, los efectivos castrenses presumían que este uniformado ocultaría en el puesto policial a la guerrillera, ante una eventual incursión de fuerzas públicas en la zona. La docente Rosa Giménez denunció ayer formalmente a los militares por el atropello a su casa. Anastacio Rodríguez Silva operaba en el EPP con el alias de “Joao”, según admitió el “guerrillero arrepentido” Rubén Darío Bernal.
Despiadados
Una grabación de audio del momento del atropello militar a la casa donde se festejaba el cumpleaños demuestra la violenta actitud de los efectivos.
Estos no se compadecieron de una anciana a quien le dio un ataque producto del susto por la incursión. En el audio se escucha claramente cuando la hija de la afectada pide socorro y que la dejen libre para asistir a su madre agonizante. Sin embargo, los militares solo respondían con un frío “silencio; manos a la nuca”.
Otro invitado pedía a los intervinientes que “por favor devuélvanme mi celular. No sean ladrones”, según se escucha en el material entregado por uno de los asistentes a la fiesta.