La realidad de las escuelas contradice el discurso oficial

La campaña sin excusas para ir a clases, que aseguraría que ningún escolar dejará de asistir a la escuela, no se cumple. Los niños de muchas zonas rurales no concurren aún.

La falta de recursos económicos de muchas familias de los departamentos de San Pedro, Paraguarí y Concepción impide que los escolares asistan a clases.
La situación contrasta con los anuncios realizados por el Ministerio de Educación de que el Gobierno garantiza que ningún niño quedará sin asistir a la escuela.
Este inicio de clases parece demostrar la certeza del refrán que dice que "del dicho al hecho hay mucho trecho", especialmente en lo que se refiere a la organización, previsión y aplicación oportuna de los programas de compensación y comunicación social.
En algunos lugares, los padres todavía esperan el resultado de la siembra del sésamo y la venta del carbón para equipar y uniformar a sus hijosAdriano Benítez, del asentamiento San Isidro de San Pedro, es un padre con seis hijos en edad escolar. Perdió gran parte de su cosecha de sésamo en los incendios forestales y pide que "el Gobierno se apiade" de los niños y envíe el kit escolar y el vaso de leche que nunca llegan a la escuela de la zona.
Este campesino tampoco recibe el subsidio que el Ministerio de Agricultura debía entregar a familias pobres para el inicio de las clases.Ante la pobreza muchos niños deben ayudar a sus padres en el trabajo agrícola o la elaboración de carbón, razón por la cual van a la escuela, recién después de Semana Santa. La ministra de la Niñez y la Adolescencia, Victorina Espínola, también estableció acciones con autoridades de San Pedro, de modo a que ningún niño deje de asistir a clases, sin embargo, la mayoría de las escuelas rurales permanecen vacías.