Tagatiyá, en riesgo de desaparecer

Concepción.- (ABC) El arroyo Tagatiyá nace en medio de la serranía de San Luis, en el norte de Concepción. Sus aguas corren sobre piedra caliza, de donde recibe el color turquesa. Por sus características, es único en nuestro país. La protección de su curso depende de evitar la colmatación, lo que obliga a proteger los montes que cubren su ribera.

El arroyo Tagatiyá nace en la serranía de San Luis, al norte del departamento de Concepción; se alimenta de pequeños cursos de agua que nacen en medio de bosques situados en los cerros.
El cauce del Tagatiyá corre sobre piedras calizas, en una formación rocosa que se inicia en Brasil e ingresa en nuestro territorio, donde llegan las estribaciones.
En el vecino país, la ciudad de Bonito creció en torno al ecoturismo. El ecosistema basado en piedra caliza se convirtió en un extraordinario potencial económico, que fue aprovechado en forma inteligente por los habitantes de una ciudad que hace honor a su hombre: Bonito.
El Tagatiyá es un arroyo único en nuestro país, no existe otro curso de agua con similares características. La piedra caliza que sirve de lecho permite que el agua tenga un color turquesa o bien verdoso, tonos que adquieren particular intensidad con el reflejo de la luz solar.

Riesgo de colmatación

Dadas la lejanía y la falta de control, resulta fácil para los propietarios situados en la ribera del Tagatiyá violar normas de protección ambiental.En diversos tramos del arroyo se puede ver cómo la pastura llega hasta la misma ribera.
La barrera vegetal de 50 metros en torno a cursos de agua no siempre se respeta. El resultado es un aumento de carga de arena dentro del cauce; el proceso de colmatación va cerrando el curso y, finalmente, termina por destruirse.
La belleza del Tagatiyá se encuentra principalmente en la transparencia de sus aguas y la tonalidad que adquiere. El arrastre de sedimentos cubrirá la piedra caliza y tendremos el final de un espectáculo verdaderamente extraordinario.

Pavimentación de la ruta

El Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones confirmó la pavimentación de la ruta Concepción-Vallemí, que tiene una extensión de 176 kilómetros.
El arroyo Tagatiyá se encuentra en el área de influencia de la ruta y el curso de agua sentirá el impacto negativo de su construcción, si las autoridades gubernamentales no aplican medidas de mitigación.
La pavimentación de la ruta permitirá un mayor desarrollo económico de la región y la instalación de nuevos polos de desarrollo. El desafío es impedir que el proceso de crecimiento arrastre a la destrucción de bienes y recursos naturales que son insustituibles, como es el caso del arroyo Tagatiyá.
En este momento, la presencia de las instituciones gubernamentales es meramente decorativa, dada la imposibilidad de ejercer control y aplicar sanciones en casos de violaciones legales.
Lo malo es que también las autoridades departamentales están ausentes. La Gobernación de Concepción tiene un departamento de medio ambiente; a juzgar por los resultados, el interés de trabajar por el departamento es un serio déficit.
En Bonito se demostró que es posible obtener rédito económico de un curso de agua similar al Tagatiyá. Aquí se puede hacer lo mismo, siempre y cuando exista un marco establecido por las instituciones del Estado, donde se pueda congeniar actividad económica con preservación ambiental.
La pavimentación del camino a Vallemí traerá consigo inversionistas y colonos, quienes no siempre están dispuestos a aceptar límites en proyectos económicos. Ahora, si los mismos concepcioneros olvidan al Tagatiyá, nada se podrá hacer.