Los primeros contactos supuestamente fueron a través de los miembros de la Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). La guerrilla colombiana actualmente provee de cocaína tanto a las organizaciones criminales que operan en la zona norte de nuestro país, limítrofes con el Brasil, y a los carteles mexicanos como el de Sinaloa, dirigido por el criminal Joaquín Archivaldo Guzmán Loera, alias el “Chapo” Guzmán, y la organización criminal Rincón Triana González, también conocida como el “Cartel RTG”.
Según los antidrogas, uno de los principales negocios de los carteles mexicanos es el tráfico de metanfetamina hacia los Estados Unidos. Sin embargo, en los últimos años los traficantes han tenido problemas para conseguir la efedrina, que es el principal componente de esta droga. Actualmente la producción y comercialización de dicha sustancia está muy controlada en México, hecho que impide a los narcos la producción en grandes volúmenes de la metanfetamina, que es muy consumida en Estados Unidos y cuya elaboración tiene un costo muy bajo.
Inicialmente, los narcos mexicanos extendieron sus redes hacia los países sudamericanos como Perú, Paraguay, Bolivia y la Argentina en busca de la efedrina, debido a que en estos lugares la comercialización de esta sustancia era escasamente controlada y la podían conseguir por toneladas, señalaron las fuentes.
Sin embargo, ahora los antidrogas detectaron el ingreso a nuestro país de algunos miembros de estos carteles mexicanos disfrazados de empresarios de la ganadería y la agricultura, interesados supuestamente en la compra de grandes extensiones de tierras en el Chaco y en los departamentos de Amambay y Concepción, respectivamente.
Aparentemente la intención de las organizaciones criminales mexicanas es instalar sus bases en estas regiones con la complicidad y la protección de los narcos locales. El objetivo de este desplazamiento es controlar el tráfico de grandes cargamentos de cocaína en aeronaves, desde las zonas controladas por las FARC en Colombia, hasta las pistas de aterrizajes clandestinas instaladas en el Amambay y Concepción, y desde estos puntos remesar la droga a los mercados de consumo europeos y asiáticos, según los agentes. “Para concretar este plan los narcos necesariamente deben forzar la creación de zonas liberadas, fuera del control del Estado”, indicaron los investigadores.
En este sentido, los agentes antidrogas sospechan que los carteles mexicanos necesariamente deben buscar la alianza de otras organizaciones criminales que actualmente ya están operado en aquellos dos departamentos. A raíz de esto los antidrogas temen que la ola de violencia aumente en la zona norte del país, hasta generar una situación de descontrol de las fuerzas públicas.
Fuente: ABC
Según los antidrogas, uno de los principales negocios de los carteles mexicanos es el tráfico de metanfetamina hacia los Estados Unidos. Sin embargo, en los últimos años los traficantes han tenido problemas para conseguir la efedrina, que es el principal componente de esta droga. Actualmente la producción y comercialización de dicha sustancia está muy controlada en México, hecho que impide a los narcos la producción en grandes volúmenes de la metanfetamina, que es muy consumida en Estados Unidos y cuya elaboración tiene un costo muy bajo.
Inicialmente, los narcos mexicanos extendieron sus redes hacia los países sudamericanos como Perú, Paraguay, Bolivia y la Argentina en busca de la efedrina, debido a que en estos lugares la comercialización de esta sustancia era escasamente controlada y la podían conseguir por toneladas, señalaron las fuentes.
Sin embargo, ahora los antidrogas detectaron el ingreso a nuestro país de algunos miembros de estos carteles mexicanos disfrazados de empresarios de la ganadería y la agricultura, interesados supuestamente en la compra de grandes extensiones de tierras en el Chaco y en los departamentos de Amambay y Concepción, respectivamente.
Aparentemente la intención de las organizaciones criminales mexicanas es instalar sus bases en estas regiones con la complicidad y la protección de los narcos locales. El objetivo de este desplazamiento es controlar el tráfico de grandes cargamentos de cocaína en aeronaves, desde las zonas controladas por las FARC en Colombia, hasta las pistas de aterrizajes clandestinas instaladas en el Amambay y Concepción, y desde estos puntos remesar la droga a los mercados de consumo europeos y asiáticos, según los agentes. “Para concretar este plan los narcos necesariamente deben forzar la creación de zonas liberadas, fuera del control del Estado”, indicaron los investigadores.
En este sentido, los agentes antidrogas sospechan que los carteles mexicanos necesariamente deben buscar la alianza de otras organizaciones criminales que actualmente ya están operado en aquellos dos departamentos. A raíz de esto los antidrogas temen que la ola de violencia aumente en la zona norte del país, hasta generar una situación de descontrol de las fuerzas públicas.
Fuente: ABC
No hay comentarios:
Publicar un comentario