San Pedro.- Familiares de Abrahán Fehr, secuestrado hace 492 días por el autodenominado Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP), pidieron nuevamente una prueba de vida y su pronto retorno, ayer al cumplirse el 37° aniversario del menonita. No fue un día de festejos, sino de llantos.
Precisamente en medio de un desgarrador llanto, su padre que tiene el mismo nombre, leyó un comunicado en el cual pidió la liberación de Abrahán en la brevedad. “En nombre de Dios y de mi familia, el día de cumpleaños de nuestro hijo Abrahán, queremos enviar un mensaje a los señores del EPP pidiéndole una noticia de Abrahán. Queremos saber cómo está nuestro hijo. Su mamá, su esposa y sus hijos le extrañan mucho y necesitamos una prueba de vida. Dios mantiene viva nuestra ilusión y la de ustedes”, indicó.
También la esposa del hombre en cautiverio, Ágata Wall de Fehr, también en medio de llantos, manifestó su profundo dolor y se preguntó por qué tanto tiempo sin noticias y por qué no le liberan a su esposo. “Por qué tanto tiempo, por qué no le liberan ya. Todos los días los hijos le esperan. Por qué tanto tiempo y qué debemos hacer para que lo liberen, si es posible que sea para esta Navidad. Estamos esperando diariamente que vuelva Abrahán”, dijo. Abrahán, suegro de la misma, hizo de traductor para transmitir el reclamo de la golpeada mujer.
Hubo reunión y hasta torta, pero no festejo. Familiares de Abrahán rogaron por su regreso.
Fehr fue llevado de la misma casa donde se dio lectura al comunicado, ubicada en la Colonia Manitoba, distrito de Tacuatí (departamento de San Pedro), el 7 de agosto de 2015.
Los secuestradores pidieron 500.000 dólares americanos para su liberación, monto que hasta ahora no fue pagado. A días del secuestro, su familiares entregaron 100.000 dólares por su liberación, pero el dinero fue a parar a manos de delincuentes que no tenían relación con el grupo armado.
Desde entonces, sus captores no han tenido contacto con los allegados del secuestrado, pese al desesperado y reiterado pedido que realizan constantemente. Como el año pasado, los Fehr esperan nuevamente el milagro de la Navidad, que les permita reunirse todos alrededor de una mesa, donde desde hace dos años hay una silla vacía que aguarda silenciosa el retorno de su dueño.
LN
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