Según algunos historiadores como el Pbro. Carlos Heyn, el reloj fue adquirido por la Municipalidad porque se conmemoraba el primer centenario de la Independencia del Paraguay, dejando a cargo de la iglesia el mantenimiento del aparato.
Durante décadas fue el artefacto más provechoso para la población, porque sus campanadas marcaban la hora para muchas familias, que en aquellos tiempos carecían de elementos que les indicasen los horarios del día.
Por la potencia de la campana, sus ecos se escuchaban en toda la ciudad, hoy en día eso se reduce, porque la población se ha extendido.
clásico. A cada hora equivale un repique, es decir, si el reloj marca las tres de la tarde, se escuchan tres repiques de seguido, que se reiteran tres minutos después. Y la mitad de la hora equivale a un repique.
El artefacto cuenta con un engranaje muy grande que funciona a cuerdas, para lo cual hay un encargado de potenciarlas cada doce horas.
Según explicó Luis Chamorro, presidente de la comisión promonumento a la madre, algunos engranajes sufrieron deterioros, pero fueron solucionados, aunque anunció que el problema mayor se dio con la campana grande que se agrietó por el tiempo y por la acidez causada por los excrementos de los pajarillos que se anidaron en el lugar. "No tenía más ecos y sonaba muy mal, entonces vimos acá con el amigo Roberto Torres, que le incrustó un perno con el cual volvió a sonar, aunque falta todavía otra pequeña reparación similar para que quede superbién".
El reloj está en un emblemático edificio concepcionero: la torre de la iglesia María Auxiliadora, de los padres salesianos, a una altura de 20 metros, lo cual ayuda a llegar con sus mensajes del tiempo, con mayor facilidad, hasta gran parte de la ciudad.
Los vidrios de la torre incluso sufrieron daños por impactos de bala que se dieron en la época de la revolución (1947), porque algunos soldados se refugiaron en la torre.
UH
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