El gigantesco árbol de timbó, que se taló y vendió a un aserradero de Concepción -nota de tapa publicada en nuestra edición de ayer- tenía más de cien años de vida y un gran potencial genético y biológico, según ambientalistas.Lo que llegó al aserradero es, en realidad, solo una parte del árbol -un rollo de 7 metros de longitud- cuyo diámetro supera los 2 metros."El timbó es uno de los árboles más altos que hay en nuestra selva, en el Bosque Atlántico", comentó Elías Díaz Peña, técnico de Sobrevivencia. Al realizar una estimación de la altura que tenía la especie, el ecologista explicó que eso depende del lugar de donde se extrajo (algo que hasta ahora no se conoce). "Si estaba en medio de la selva, habrá tenido entre 35 y 40 metros. Y si estaba en una zona descampada, pudo haber alcanzado unos 20 a 25 metros de altura y probablemente haya desarrollado una copa muy ancha", dijo.
REPRODUCTORES.
Díaz Peña señaló que los árboles muy antiguos, como este, son los mejores reproductores de la especie, por eso tienen que ser conservados. "Ellos han demostrado, con su tiempo de supervivencia, que tienen las mejores condiciones genéticas. Entonces deben conservarse para la reproducción de la especie". El ambientalista explicó que, lastimosamente, en nuestras leyes de protección hay "agujeros" que hacen que cosas como esta puedan suceder. Agregó que es necesario modificar la Ley Forestal, porque tiene muchas fallas. Por ejemplo, el hecho de que solo hay que mantener el 25% del terreno nada más y el resto se puede deforestar . "Ese es un problema gravísimo. Es una ley obsoleta que tiene que ser actualizada y mejorada", dijo.Según los cálculos, el rollo de timbó tiene 20 metros cúbicos y, cuando sea procesado, dará 10.000 pulgadas de tablas.Representantes del aserradero aseguraron que su comercialización y procesamiento se ajustan a la ley y cuentan con todos los documentos, ya que es producto de un aprovechamiento de monte.
MÍNIMO Y MÁXIMO.
Díaz Peña opina que hay vacíos en las leyes -sobre todo en la ley forestal- que tienen que ser corregidos para proteger los últimos conjuntos de bienes biológicos que quedan en los bosques paraguayos. Antiguamente, explica, cuando teníamos muchos bosques había una reglamentación que establecía el diámetro mínimo que debía tener un árbol para poder ser talado (para que no se echaran árboles jóvenes). "Pero también tiene que haber una reglamentación que especifique que los árboles que han pasado de cierto diámetro también deben ser conservados, para asegurar la transmisión genética más adecuada", dijo.El integrante de la oenegé Sobrevivencia insistió en la necesidad de que varias organizaciones de la sociedad civil trabajen fuertemente en una nueva versión de la Ley Forestal, que contemple todos estos aspectos. También tiene que adecuarse la ley Forestal a la ley de Recursos Hídricos, señaló.
IMPREVISIÓN.
Otro aspecto que, a criterio de Díaz Peña, tiene que ser considerado en un nuevo plan forestal es la protección contra el calentamiento global. "El cambio climático, a nosotros -como país- nos golpea particularmente por nuestra imprevisión al deshacernos de los bosques, que son nuestros principales protectores contra este calentamiento".Toda esta situación nos puede llevar a una indefensión regional ante los efectos del calentamiento global.
AHORA SE EMPEZÓ A DEFORESTAR EL CHACO
En la Región Oriental, donde ya casi no quedan bosques, rige la denominada Ley de Deforestación Cero. Esta normativa considera ilegal la eliminación de al menos una hectárea de bosque. "Esto no se cumple, se siguen echando pequeños bosques", afirma Elías Díaz, de la organización Sobrevivencia. Pero lo más preocupante es que ahora se ha pasado a deforestar también el Chaco, más o menos unas 100 mil hectáreas por año."Eso es mucho más peligroso, porque se está eliminando lo que nos queda de bosque en el Chaco Central, que es el bosque seco, adaptado para retener la humedad y disminuir los efectos de la sequía. Esos bosques se están sustituyendo por pasturas, pero eso hace que la sequía se vuelva muchísimo más crítica y se desarrolle un proceso de desertificación", indicó.
CARACTERÍSTICAS DE ESTA ESPECIE
El timbó es un árbol nativo de gran tamaño, que puede alcanzar hasta 40 metros de altura y un diámetro de 2 metros, aunque se han registrado ejemplares de más del triple de este diámetro. Esta especie es corpulenta, tiene el tronco recto y su parte superior se parece a una sombrilla abierta. Su madera es muy consistente y tiene la particularidad de no agrietarse ni astillarse. Su fruto es una baya negra, muy semejante a una oreja humana. Por eso los guaraníes le llaman kamba nambi (oreja de negro).