
Dos grados diferentes comparten una sola aula de la escuela 7.061 de Horqueta. Los separa apenas una cortina, que no filtra la luz ni el ruido.
Dos escuelas de Horqueta pintan la imagen patente del desinterés del Gobierno por la educación. Los chicos dan clases en las condiciones más precarias y lo que tienen fue aportado por los padres.
Los alumnos de la escuela N° 7218 del barrio San Roque desarrollan sus clases bajo árboles o hacinados en una pequeña aula en pésimas condiciones. El local de la institución, que tiene 106 alumnos, fue construido con el trabajo de los padres a través de la comisión pro escuela, creada con ese fin.
Los miembros de la comisión se las ingeniaron para recaudar fondos. Y siguen esperando la ayuda del gobierno de Nicanor Duarte Frutos para mejorar las condiciones de la institución.
Uno de los profesores de la escuela, Reinaldo Antonio Silva, comentó que las autoridades nacionales se comprometieron a construir las aulas necesarias para los centenares de alumnos con fondos de Itaipú, promesa que hasta la fecha no cumplieron.
Por otra parte, en la escuela N° 7061 “Virgen de Fátima”, del barrio del mismo nombre, alumnos de algunos grados reciben educación en la única aula que tienen, dividida solamente con una cortina. Debido a la falta de más aulas, niños de otros grados desarrollan sus clases fuera del aula en el corredor lateral de la escuela.
La institución, creada en el 2005, necesita una mayor infraestructura para sus cien educandos.
La directora de la institución, Prof. Elsa Ramírez de Carrillo, dijo que necesitan de seis aulas, debido a que por la falta de una mayor infraestructura desarrollan sus actividades educativas en las condiciones citadas más arriba.
También solicitó kits escolares, porque la mayoría de los niños que acuden a la escuela son de familias pobres.
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