Hoy se cumplen 35 años del naufragio del barco carguero y de pasajeros “Myriam Adela”, accidente ocurrido en la zona de Puerto Kemmerich y que es recordado como la mayor tragedia acuática ocurrida en el Paraguay. Si bien en el aquel entonces no se llevaba un registro exacto del número de personas que iban en la embarcación, se cree que unas 160 personas estaban a bordo al momento del hundimiento.
Unas 70 personas murieron, otras 30 desaparecieron y cerca de 50 fueron las que lograron sobrevivir.El percance se registró el 10 de febrero de 1978, poco después de las 19:00, cerca de lugar conocido como Puerto Kemmerich.
La embarcación partió de Asunción un día antes y tenía como destino el Puerto de Vallemí, según datos obtenidos por antiguos pobladores de la capital del primer departamento.
La última parada que realizó el barco antes de ir a pique fue en el Puerto de Concepción, donde muchas personas subieron. El “Myriam Adela” no solo era utilizado para el transporte de pasajeros sino también para el envío de importantes cargas. Según reportes periodísticos de la época, la embarcación llevaba unas 7 toneladas de hierro y varillas para Vallemí.
Un poco más de 80 kilómetros aguas arriba del Puerto de Concepción un fuerte tornado, sumado a la sobrecarga, hizo que la embarcación diera un giro de campana quedando boca para abajo.
Muchos de los pasajeros se salvaron porque flotaron gracias a que se sostuvieron de salvavidas y otros objetos que estaban en el barco. Eligio González, poblador de la zona que se encontraba en las cercanías, tuvo la oportunidad de rescatar a varios pasajeros.
Durante varios días, los cuerpos fueron trasladados hasta la ciudad de Concepción, mientras que otros quedaron sepultados en las cercanías donde se produjo el percance debido al estado de descomposición en el que estaban.
Un héroe olvidado
Don Eligio González, de 76 años, esperaba una encomienda del barco Myrian Adela, en la tarde del 10 de febrero del 78, cuando vino el tornado que hundió el barco y acabó con la vida de más de cien personas. Al ver lo que sucedía, no dudó y con su pequeño bote salvó a más de 25 personas y fue considerado un “héroe”. Sin embargo, hoy vive en el barrio San Antonio de Concepción, aquejado por la ceguera y los achaques de la edad, sin trabajo y en condiciones muy humildes.
Fuente: ABC Color
Unas 70 personas murieron, otras 30 desaparecieron y cerca de 50 fueron las que lograron sobrevivir.El percance se registró el 10 de febrero de 1978, poco después de las 19:00, cerca de lugar conocido como Puerto Kemmerich.
La embarcación partió de Asunción un día antes y tenía como destino el Puerto de Vallemí, según datos obtenidos por antiguos pobladores de la capital del primer departamento.
La última parada que realizó el barco antes de ir a pique fue en el Puerto de Concepción, donde muchas personas subieron. El “Myriam Adela” no solo era utilizado para el transporte de pasajeros sino también para el envío de importantes cargas. Según reportes periodísticos de la época, la embarcación llevaba unas 7 toneladas de hierro y varillas para Vallemí.
Un poco más de 80 kilómetros aguas arriba del Puerto de Concepción un fuerte tornado, sumado a la sobrecarga, hizo que la embarcación diera un giro de campana quedando boca para abajo.
Muchos de los pasajeros se salvaron porque flotaron gracias a que se sostuvieron de salvavidas y otros objetos que estaban en el barco. Eligio González, poblador de la zona que se encontraba en las cercanías, tuvo la oportunidad de rescatar a varios pasajeros.
Durante varios días, los cuerpos fueron trasladados hasta la ciudad de Concepción, mientras que otros quedaron sepultados en las cercanías donde se produjo el percance debido al estado de descomposición en el que estaban.
Un héroe olvidado
Don Eligio González, de 76 años, esperaba una encomienda del barco Myrian Adela, en la tarde del 10 de febrero del 78, cuando vino el tornado que hundió el barco y acabó con la vida de más de cien personas. Al ver lo que sucedía, no dudó y con su pequeño bote salvó a más de 25 personas y fue considerado un “héroe”. Sin embargo, hoy vive en el barrio San Antonio de Concepción, aquejado por la ceguera y los achaques de la edad, sin trabajo y en condiciones muy humildes.
Fuente: ABC Color
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