Los discursos no salieron de lo habitual. Las autoridades y representantes ganaderos y del comercio local pidiendo por tercera década consecutiva que se terminen las dichosas rutas Concepción-Pozo Colorado y Concepción-Vallemí, protestando por un posible impuesto a la renta agropecuaria y asegurando que no son tantas sus ganancias, aunque las camionetas lujosas parecieran indicar otra cosa.
Al salir, y en medio de los empujones, manotazos y otros recursos de los custodios, los periodistas obtuvieron algunas respuestas curiosas del mandatario. Según él, y luego de la reunión del viernes en Mburuvicha Róga, con los seccionaleros ahora “todo está bien”.
“Lo que más reclamaban es cariño" dijo HC. Se refería así a los pintorescos dirigentes de base colorados que habían amenazado con crucificarse si no les daba más cargos en las instituciones del Estado.
Algo que de hecho comenzó a hacer el Presidente desde la semana pasada. La proximidad del festejo del aniversario partidario y la posibilidad de un “escrache” de proporciones bíblicas puede haber tenido que ver con la decisión del presidente de comenzar a satisfacer la desesperación de algunos correligionarios.
La ternura del presidente no terminó con esa declaración. Después de almorzar con los ganaderos a puertas cerradas, lo estaba esperando y se puso expresamente en su camino el conocido y polémico dirigente colorado Magdaleno Silva, aquel que adquiriera para su hijo tierras de Antebi Cue que estaban destinadas a la reforma agraria, entre varios casos sonados.
Cartes lo abrazó y le pidió que lo fuera a ver a Asunción. Aparentemente, su decisión de mezclarse con la flor y nata de las seccionales es bastante seria.
Después se fue, en medio del polvo, el calor y los flashes de las cámaras, dando la impresión que posiblemente esté empezando un nuevo rumbo dentro del nuevo rumbo que tanto anunció.
Fuente: ABC
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