La principal fuente de riqueza de esta comunidad de unos 3.500 habitantes es la industria maderera, al contar con importantes recursos forestales. Existen varios aserraderos asentados a lo largo del camino, así como numerosos hornos de barro para la fabricación de carbón vegetal.
No obstante, el panorama económico de esta localidad asentada a orillas del río Aquidabán cambió de manera drástica desde el 15 de octubre pasado, cuando un grupo del autodenominado Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP) irrumpió en la estancia “Mabel” de la compañía Hugua Ñandu y secuestró al propietario, Fidel Zavala. “El 80 por ciento de las fábricas y comercios de la localidad dejaron de operar desde que se produjo el secuestro. La población tiene miedo y los trabajadores dejaron de adentrarse en los montes por temor a encontrarse con la gente del Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP)”, explicó Luis Cristaldo, representante de la junta comunal de vecinos de Paso Barreto.
Cristaldo dijo, además, que los lugareños evitan mencionar el plagio como tema de conversación entre ellos, por temor a sufrir alguna represalia de parte del grupo delictivo asentado en la jurisdicción.
Necesidades básicas
Aparte de convivir con las secuelas generadas tras el secuestro de Zavala, la población de Paso Barreto sufre la carencia de otros recursos básicos para su desarrollo económico y social, como la cobertura sanitaria, el mejoramiento de puentes y caminos y la inversión en materia de seguridad. “El centro de salud cuenta con dos enfermeras, pero rara vez viene un médico desde Concepción”, informó Luis Cristaldo. En cuanto a demanda de seguridad, la comisaría local contaba solamente con cinco uniformados para brindar cobertura en la localidad. El actual jefe de la unidad policial, comisario Ramón González, informó que tras el plagio el número de efectivos aumentó a 26, pero aclaró que aún no cuentan con una patrullera para su movilización.
Cuando ocurrió el secuestro de Fidel Zavala, los agentes tuvieron que prestar vehículos de los pobladores para trasladarse hasta la estancia “Rancho Z”, distante a unos 30 kilómetros. La insuficiente cantidad de uniformados y de vehículos en las comisarías y subcomisarías de todo el primer departamento hace que los delincuentes hagan suyas las comunidades rurales. A todo esto se le debe sumar la falta de armas, municiones y chalecos antibalas, para hacer frente a marginales que cuentan con un arsenal superior, que también incluye granadas.
Por otro lado, los puentes del camino que conecta a Paso Barreto con el distrito de Loreto están en pésimas condiciones. Los usuarios de la ruta deben cruzar por caminos alternativos, porque las pasarelas en cualquier momento pueden derrumbarse, como el caso del puente de madera construido sobre la laguna Penayo, que empieza a ceder con el paso del tiempo y el peso de los camiones que lo cruzan. Así también, los caminos de tierra presentan un mal estado y en épocas de lluvias son intransitables.
Pedido en Diputados
Luis Cristaldo, en calidad de presidente de la junta comunal de vecinos de Paso Barreto, mencionó que presentaron un pedido a la Cámara de Diputados para elevar a la localidad a categoría de distrito y emanciparla de la ciudad de Concepción.
Unas 3.500 personas viven en la zona. Cristaldo mencionó además que se asociaron al proyecto las compañías de Peguaho, la Colonia Jorge Sebastián Miranda (Hugua Ñandu y los asentamientos indígenas de Agua Fría, Boquerón y Jeguahata.
La distritación podría ayudar a la comunidad a tener un cierto grado de desarrollo, porque los municipios manejan importantes recursos.
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